La muerte de un niño de ocho años enluta a una familia que había puesto todo su amor y empeño en celebrarle su fiesta de cumpleaños días antes y que nunca imaginó que uno de los globos de la celebración desencadenaría la tragedia.
Los hechos ocurrieron en una vivienda de Dublín, Irlanda, donde los padres de un niño llamado Luke Ramone Harper, quisieron celebrar con una maravillosa fiesta los 8 años de su hijo; para el festejo decoraron con globos el lugar, los cuales quedaron flotando ya que fueron inflados con helio.
La fiesta transcurrió con normalidad y tras terminar la celebración los padres le permitieron al menor de edad, quien tenía autismo, conservar algunos globos de su fiesta, los cuales, según cuentan, duraron varios días flotando por la casa.
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Sin embargo, un inesperado hecho acabó con la felicidad del niño que duró varios días jugando con su decoración; pues el helio con que fue inflado uno de los globos terminó asfixiándolo.
Según narró McSweeney, mamá del menor de edad, a medios internacionales, el día de los hechos el niño había estado jugando con los globos hasta que, en un momento, la mujer se percató de que ya no escuchaba a su hijo por lo que decidió mirar qué pasaba.
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Contó que al llegar a la sala lo vio tirado en el suelo y con el globo en forma de número 8 sobre su cara.
Dijo que decidió sacar al niño al jardín trasero de la casa para que recibiera aire pero, al ver que no reaccionaba lo llevó a una clínica donde se confirmó que tenía lesiones cerebrales fatales por inhalación de helio del globo.
Según lo que presumen los padres del niño, al parecer, habría intentado volver a inflar su globo pero al meterlo a su boca terminó inhalando en gran cantidad el helio que lo terminó ahogando.