La incertidumbre y el temor se apoderaron del eje vial entre Popayán y Cali tras confirmarse la interceptación de Miguel Ayala y su mánager la noche del pasado martes.
Según el reporte preliminar de las autoridades en Cauca, la víctima se movilizaba en una camioneta desde Popayán con destino al aeropuerto de Palmira, ubicado en el Valle del Cauca.
La ruta fue bruscamente interrumpida cuando el vehículo fue emboscado e interceptado por dos automotores y una motocicleta. Los agresores ejercieron coerción sobre el conductor, obligándolo a cambiar el rumbo y retornar en dirección a Popayán.
Posteriormente, el grupo desviado tomó el camino hacia el sector conocido como Las Tres Margaritas, tomando rumbo hacia el lago El Bolsón, ubicado en la zona rural del municipio de Cajibío.
Las versiones disponibles indican que el representante y músico fue sometido por los captores y trasladado con rumbo desconocido. En respuesta a este crimen de alto perfil, las autoridades competentes han activado de inmediato un plan exhaustivo de búsqueda para dar con el paradero de los secuestrados y sus responsables.
La conmoción por el secuestro se superpuso al luto que ya embargaba a la comunidad indígena. El pasado lunes 17 de noviembre, José Adelmo Valencia, hermano del exsenador y prominente líder indígena Feliciano Valencia, falleció en una clínica en Cali.
Su muerte se produjo tras varios días de hospitalización, luego de haber sido víctima de un ataque armado en una zona rural de Santander de Quilichao.
Valencia fue baleado de gravedad justo en el momento en que se disponía a ingresar a su vivienda. Dada la seriedad de las heridas recibidas, fue trasladado de urgencia a la ciudad de Cali, donde finalmente perdió la vida.
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José Adelmo Valencia era una figura clave, reconocido como un jurídico histórico dentro del territorio de Munchique Los Tigres. Además, había dedicado su servicio comunitario a la ACIN (Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca).
Su familia recordó el historial de riesgo que enfrentaba el líder, señalando que, hace apenas un año, Valencia había logrado sobrevivir a un atentado anterior.
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Las disidencias de ‘Iván Mordisco’ intensificaron de manera significativa sus acciones y ataques en diversos puntos del departamento.
La columna ‘Dagoberto Ramos’ evidenció su accionar en Jambaló, donde sus hombres emplearon un megáfono para anunciar abiertamente hostigamientos dirigidos contra la estación de Policía local.
El Consejo Regional Indígena (Cric) emitió un reporte alarmante, informando de “fuertes hostigamientos desde las 5 de la mañana”, que provocaron la interrupción de actividades cotidianas.
A estos eventos se suman ataques simultáneos registrados en los municipios de Silvia, Corinto y Piendamó. Además, en la capital departamental, Popayán, aparecieron varias pancartas que, según reportes, son atribuidas directamente a la estructura armada responsable de la intensificación de la violencia.
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