
Esta es la edad en la que la mayoría de jóvenes colombianos consiguen vivienda propia
Un análisis basado en datos económicos actuales muestra que un colombiano promedio necesita más de dos décadas de trabajo para adquirir una vivienda.

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Adquirir vivienda propia en Colombia es, para muchos, un sueño que parece cada vez más lejano. Con salarios mínimos que crecen a un ritmo mucho menor que los precios de la vivienda, las brechas entre el ingreso y los costos inmobiliarios se hacen más evidentes.
En este contexto, herramientas como ChatGPT, el modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI, pueden ofrecer un análisis claro, objetivo y actualizado sobre esta situación.
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Al ser consultado sobre cuántos años de trabajo requiere un colombiano promedio para comprar una casa en el país, ChatGPT reveló un dato que no pasa desapercibido: se necesitarían aproximadamente 22 años de trabajo continuo, ganando un salario mínimo, para poder costear una vivienda de interés medio.
La inteligencia artificial considera varias variables económicas disponibles hasta mediados de 2024: el salario mínimo vigente en Colombia, que para ese momento es de $1.300.000 pesos mensuales (incluyendo auxilio de transporte), y el costo promedio de una vivienda de interés medio, que ronda los $340 millones de pesos colombianos, según datos del sector inmobiliario y reportes del DANE.
Haciendo una operación simple: si una persona gana $1.300.000 mensuales, su ingreso anual es de $15.600.000.
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Dividiendo el costo total de una vivienda media ($340.000.000) entre este ingreso anual, se obtiene una cifra cercana a 21,8 años, lo que equivale a casi 22 años de trabajo sin destinar ingresos a otros gastos, lo cual, evidentemente, no es realista.
Esto significa que, en un escenario hipotético en el que una persona pudiera ahorrar el 100% de su salario mínimo, aún así tardaría más de dos décadas en reunir lo necesario para comprar una casa.
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Y si consideramos gastos básicos como alimentación, transporte, salud, educación o vestuario, el panorama se complica mucho más, extendiendo ese plazo o haciéndolo simplemente inalcanzable para muchos.
La situación de acceso a la vivienda no es nueva. Colombia enfrenta una crisis estructural en términos de desigualdad que se refleja con claridad en el mercado inmobiliario.
Aunque existen subsidios estatales como 'Mi Casa Ya', estos no alcanzan a cubrir la totalidad de la población interesada, y muchos trabajadores informales quedan por fuera de los beneficios.
Según cifras recientes del Ministerio de Vivienda, el déficit habitacional en Colombia supera los 3 millones de hogares, y la demanda sigue creciendo, especialmente en zonas urbanas como Bogotá, Medellín y Cali, donde los precios del metro cuadrado pueden duplicar o triplicar el promedio nacional.
Además, el acceso al crédito hipotecario está condicionado por variables como historial crediticio, ingresos comprobables, capacidad de endeudamiento y estabilidad laboral, lo cual deja a millones de colombianos sin alternativas viables de financiación.
El análisis de ChatGPT también contempla que no todos ganan el salario mínimo. Un hogar con ingresos dobles o superiores podría, en teoría, acceder más rápidamente a la vivienda.
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Sin embargo, la mayoría de trabajadores colombianos no superan los dos salarios mínimos mensuales, y muchos están en el sector informal.
Incluso en parejas donde ambos miembros trabajan, el tiempo estimado para adquirir vivienda —sin ayuda externa o créditos— sigue siendo de más de 10 años, si se logra ahorrar una porción considerable del ingreso familiar, lo cual no siempre es posible.
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El panorama habitacional en Colombia refleja una profunda desconexión entre los ingresos reales de los ciudadanos y el costo de la vivienda.
La cifra revelada por ChatGPT —22 años de trabajo para comprar una casa con salario mínimo— es un reflejo crudo pero útil para entender la magnitud del problema.
Esta realidad exige políticas públicas más robustas y efectivas que permitan democratizar el acceso a la vivienda, así como mejoras salariales reales que garanticen un nivel de vida digno para millones de colombianos que aún no pueden llamar "hogar" a un techo propio.
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