Colombia ha sancionado una nueva y rigurosa normativa, la Ley 2480 de 2025, conocida como Ley Kiara, que busca transformar la tenencia responsable de animales de compañía.
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Esta legislación no solo prohíbe el uso de elementos que generen dolor o sufrimiento, como los collares de castigo, sino que también impone exigentes requisitos y un régimen sancionatorio con multas y cierres para quienes presten servicios a mascotas.
El Congreso de la República de Colombia ha dado un paso decisivo en la protección animal con la promulgación de la Ley 2480 de 2025, popularmente conocida como Ley Kiara.
Esta normativa, sancionada con el propósito de promover la tenencia responsable de mascotas, busca regular el cuidado de los animales de compañía, salvaguardar sus derechos y asegurar su bienestar integral.
Una de las disposiciones más relevantes y que impacta directamente a los dueños de perros es la tajante prohibición del uso de collares de castigo.
Esto significa que queda vetado el empleo de cualquier elemento que pueda generar dolor o sufrimiento en los animales, incluyendo collares con púas, dispositivos que transmitan electricidad u otros que atenten contra la integridad física y emocional de las mascotas, especialmente los perros.
Quienes incumplan esta disposición se exponen a ser sancionados por las autoridades competentes, al considerarse un acto que vulnera los derechos de los animales.
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Pero la Ley Kiara no solo se enfoca en los dueños individuales; su alcance es mucho más amplio.
La normativa establece regulaciones específicas para las entidades que ofrecen servicios a mascotas, como guarderías, centros de adiestramiento, transporte especializado, peluquerías y establecimientos tipo spa.
¿Con qué deben contar los establecimientos tos que presten servicios para animales?
Para operar de manera legal, estos espacios deberán cumplir con una serie de condiciones rigurosas, entre las que se incluyen:
- Contar con certificaciones en salud animal, garantizando un ambiente higiénico y seguro.
- Realizar evaluaciones comportamentales para asegurar que el personal esté capacitado para manejar diversas personalidades y necesidades de los perros.
- Disponer de una infraestructura adecuada que proporcione espacios cómodos y seguros, cumpliendo con estándares específicos.
- Instalar sistemas de videovigilancia para asegurar la transparencia y el bienestar de los animales en todo momento.
- Implementar protocolos de atención y cuidado claros y efectivos para la atención diaria de las mascotas.
- Contar con personal capacitado y sin antecedentes por maltrato animal.
En lo referente al transporte de animales, la Ley Kiara es clara: no se permitirá que las mascotas sean confinadas en jaulas que limiten su movimiento o les generen incomodidad.
Por el contrario, deberán ser trasladados en condiciones apropiadas que aseguren su seguridad y comodidad durante todo el trayecto. Además, la ley prohíbe expresamente la permanencia nocturna de animales en peluquerías o spas.
Para asegurar el cumplimiento de estas exigencias, la Ley Kiara contempla un estricto régimen sancionatorio. Las infracciones podrán acarrear multas significativas, así como clausuras temporales o definitivas de los establecimientos y la exclusión del registro de prestadores de servicios.
La norma también establece obligaciones tanto para los usuarios como para los proveedores, y dispone protocolos de actuación en situaciones especiales, como la pérdida o el fallecimiento de una mascota bajo custodia.
Se prevé que el Ministerio de Ambiente, en coordinación con otras entidades, creará un reglamento técnico en un plazo máximo de 18 meses, que detallará los protocolos específicos para cada servicio regulado.
Asimismo, se establecerá un registro nacional obligatorio de prestadores de servicios, accesible en línea, donde se consignará el cumplimiento de los requisitos legales. Los prestadores existentes tendrán un período de transición de dos años para adecuarse a la nueva normativa.
Con esta nueva legislación, Colombia reafirma su compromiso con el bienestar animal, promoviendo prácticas más humanas y responsables en la interacción con perros, tanto en el hogar como en los servicios especializados.
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