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Así fue la primera experiencia paranormal de Rafa Taibo: "Mirada de la abuela"

La mirada inquietante de su abuela Inés en una mansión transformó el terror infantil de Rafa Taibo en curiosidad investigativa.

Así fue la primera experiencia paranormal de Rafael Taibo: "Mirada de la abuela"
Así fue la primera experiencia paranormal de Rafael Taibo: "Mirada de la abuela"
Foto: La Kalle

Rafa Taibo, el aclamado presentador, actor y explorador de lo inexplicable, cautivó a sus seguidores con su compromiso con el misterio. En una reciente aparición en El Klub de La Kalle, el experto español reveló su pasión por lo paranormal.

La historia se remonta a su infancia en España e involucra una enorme mansión, la oscuridad abrazadora y la mirada fugaz pero eterna de su abuela fallecida.

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Lejos de ser un académico, Taibo se define como un explorador, un aventurero cuya vocación nació de un contacto inexplicable que transformó el terror infantil en una sed insaciable por la verdad, o al menos, por lo que uno siente como verdad.

¿Cuál fue la primer experiencia paranormal de Rafa Taibo?

La primera experiencia que encendió la llama del misterio en Rafa Taibo ocurrió en 1970. Siendo español, Taibo pasaba los meses de verano en Galicia, al norte de España, en la imponente mansión de su abuelo.

No era una casa cualquiera, sino una estructura real de tres o cuatro plantas, donde toda la familia dormía en diferentes habitaciones de una misma planta.

Taibo compartió un detalle crucial que preparó el escenario para su encuentro: la arquitectura de la época. En aquellas mansiones, los baños no estaban incluidos dentro de las habitaciones.

Él, confesó, era un "niño muy meón" que se despertaba frecuentemente durante la noche. Ir al baño implicaba recorrer un pasillo inmenso, y su principal temor no era el miedo a lo desconocido, sino el frío y la humedad intensa que caracterizaban a Galicia en aquella época.

Buscando una solución práctica para combatir el frío nocturno, Taibo le suplicó a su madre permiso para dormir en la última planta. Había una única habitación en esa zona, generalmente reservada para guardar "chécheres," que milagrosamente sí contaba con un baño propio.

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Allí, el joven Rafa dormía "placeramente," teniendo que caminar apenas "dos pasos" para satisfacer su necesidad nocturna.

Fue en esa habitación, lejos del confort de su familia, donde el velo entre este mundo y el otro se rasgó para él.

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Una noche, Taibo despertó con el impulso de ir al baño. La oscuridad de la habitación lo envolvía totalmente, "Me abrazaba totalmente," describió. Al sentarse en la cama, encendió la pequeña lamparita de la mesita de noche.

Al levantar la cabeza, lo que vio lo paralizó: una señora estaba de pie frente a él, mirándolo fijamente. Taibo relató que los ojos de la figura: "Se clavaron en los míos".

Aunque el encuentro duró apenas dos segundos, el impacto fue tan profundo que le pareció toda una eternidad.

Su reacción fue instintiva y natural: cubrió su cabeza con la cobija y no se atrevió a asomar la nariz hasta que empezó a escuchar las señales del amanecer. Cuando finalmente asomó la cara, la figura había desaparecido.

Aterrado corrió escaleras abajo hasta la habitación de su madre, la despertó y le contó el suceso. Su madre, descrita por Taibo como una mujer "muy creyente de estas cosas," no lo desestimó.

Con una sonrisa tranquilizadora, lo tomó de la mano y lo guio hasta la biblioteca.Allí, el abuelo tenía una vitrina de la cual la madre extrajo un enorme libro: un viejo álbum de fotos.

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Al abrirlo y señalar una imagen, su madre hizo la revelación que cambiaría para siempre la percepción de su hijo: "Hijo mío es tu abuela Inés que falleció antes de que tú cumplieras un año, su abuela paterna".

La explicación de su madre fue la clave para desterrar el miedo. Le dijo que su abuela lo quería tanto porque él "eras el sol de su vida" cuando era un bebé, y por eso "viene a visitarte cuando duermes".

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Pero el verdadero punto de inflexión, la frase que reescribió el guion mental del futuro explorador, vino a continuación, impidiéndole convertirse en un niño temeroso: "Te aseguro que cuando la descubriste ella se asustó más que tú".

"Esa simple pero profunda perspectiva disolvió el terror y despertó en mí la curiosidad por investigar y aprender", expresó. A partir de ese momento, Rafa Taibo se convirtió en el niño que se atrevía a meterse en el cementerio de noche o que pasaba una velada en una casa abandonada.

Aunque insiste en que nunca se ha dedicado al tema de forma profesional o académica, esta pasión defició su camino.

Mira la entrevista completa aquí: