Frank Sánchez, reveló en El Klub de La Kalle que su aclamado show cómico no es solo ficción, sino una "recopilación de los sustos" que ha vivido. La temática paranormal gustó al público casi a la par que los chistes de temas íntimos, lo que le hizo darse cuenta de que había encontrado “una minita” de material.
Durante la entrevista Frank gestionó la angustia de vivir en un hogar donde la actividad paranormal era constante y sus gatos eran testigos de primera mano. Uno de los descubrimientos más macabros ocurrió en la cocina de la casa, cuando el comediante expresó que viviendo solo, encontró una bolsa.
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Así mismo, mencionó que al sacar una camisa suya, empezó a sentir un olor indescriptible: “empezó a oler como a muerte pero horrible horrible”.
El objeto resultó ser una tela atada, similar a una corbata, que tenía “como 11 nudos” y, en la parte inferior, una “cosa religiosa al revés”. Este hallazgo lo dejó profundamente perturbado.
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A pesar de estos eventos aterradores, Frank adoptó una estrategia inusual: la negociación con el ente, decidiendo no ignorarlo. El comediante pensó: "Yo no sé cuánto dura un fantasma entrenando mover vainas coger un cuadro y ladearlo para yo ignorarlo".
¿Cómo superó Frank Sánchez está experiencia paranormal?
De igual forma, explicó que decidió convivir durante el año y nueve meses que pagó de arriendo, el humorista bajaba al primer piso y realizaba "ciertos rituales" de negociación. Les decía al ente: “yo hice algo para provocar esto o usted sabe que yo pagué ya el año completo. Necesito que convivamos juntos”. Frank afirma que nunca se asustó “en exceso”, aunque sí llegó a preocuparse.
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La angustia se manifestó también en su salud, pues duró siete meses "jodido de la garganta", sintiéndose "sin aire" cuando intentaba improvisar. La misma gente notaba que "algo te está pasando".
Ante esto, comentó que tuvo que recurrir a la mano de la fe pues éste mencionó que fue, gracias a la intervención de su hermano, que es sacerdote, la actividad paranormal disminuyó hasta desaparecer por completo.
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Años después, la dueña de la casa, ya vendida, le escribió a Frank Sánchez preguntándole si alguna vez había sentido “cosas raras en la casa”. El comediante, con su característico sarcasmo, lamentó no haberle “tirado como la pua de pues si usted sabía porque no me hizo un descuento que la casa estaba poseída”.