Al anunciar un embarazo , una de las primeras preguntas que surgen entre familiares y amigos essobre el género del bebé y naturalmente, el nombre que se le dará. Una decisión que puede convertirse en un desafío para muchos padres, especialmente cuando se debate entre elegir un nombre de un familiar u optar por un nombre único que refleje la individualidad del futuro hijo.
A lo largo de la historia, ha sido una tradición común que los hijos lleven el nombre de un familiar, como los abuelos, tíos o incluso de los padres. Esta práctica, aunque arraigada en la cultura, plantea interrogantes sobre su impacto en la identidad del niño.
A menudo se asignan nombres basados en roles familiares preestablecidos, como dar el nombre del padre a un hijo varón y el de la madre a una niña. Aunque esto puede generar un sentido de orgullo para los padres, expertos señalan que esta tradición debería ser reconsiderada para evitar limitar la individualidad del niño y seguir prolongando estereotipos de género.
‘Etapa Infantil’ es un portal web especializado en temas de la infancia y segun aseguran asignar nombres de familia puede llevar a situaciones de inseguridad y confusión en los niños, ya que pueden enfrentarse a comparaciones con sus familiares que llevan el mismo nombre.
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"Cuando nombras a tus hijos como el nombre del padre, del tío, de abuelo o de otra persona cercana, le impides de manera inconsciente que forme su personalidad de manera genuina. Le estarás condenando a que ocupe el lugar del otro en la historia de la familia. Algo igual de injusto como de irreal", dice el sitio web.
Expertos advierten que asignar nombres familiares puede limitar la capacidad del niño para desarrollar su propia identidad, ya que todo gira en torno a las expectativas familiares. Esto puede transmitir cargas emocionales que no le pertenecen y generar dinámicas poco saludables en la familia.
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Es fundamental que los padres consideren cuidadosamente la elección del nombre de sus hijos, dejando de lado las tradiciones que puedan limitar su crecimiento y desarrollo personal. Brindar a los niños la oportunidad de tener un nombre único es fundamental para su autoestima y bienestar emocional a largo plazo.
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