Salió del bar, vio una multitud, y sin pensarlo mucho, decidió unirse. Con varias copas encima, sin ropa deportiva y calzado con chanclas, un hombre llamado Isaque se convirtió, sin buscarlo, en el protagonista inesperado de una carrera de 8 kilómetros en Garrafão do Norte, un pueblo del norte de Brasil.
El tipo no solo corrió. ¡Terminó! Y para sorpresa de todos, cruzó la meta como si lo hubiera entrenado toda la semana. ¿Lo mejor? Le dieron medalla. No era una competencia de élite, pero sí era un evento serio organizado por un gimnasio local, que reunió a decenas de corredores. La escena quedó grabada en video, se compartió en redes y explotó: nació la leyenda del “corredor de las chanclas”.
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Y es que, entre risas, confusión y ovaciones, Isaque se robó el show. No por su técnica (que, seamos honestos, era cero profesional), sino por su aguante y el carisma con el que terminó los 8K. "Estaba bebiendo, vi a la gente corriendo y me dije: ‘Voy a trotar a ver si se me baja la borrachera’", contó después, todavía incrédulo.
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De borracho viral a promesa deportiva
Lo que empezó como un chiste terminó tomando otro rumbo. A los días, algunos vecinos comenzaron a notar que el famoso corredor ya no estaba en la cantina, sino entrenando. Esta vez, sobrio y con tenis. Fue entonces cuando Isaque confesó que esa carrera había marcado un antes y un después: “Dejé de beber porque corrí esa carrera. Cambié mi vida y quiero cambiarla aún más”.
Con ese impulso, recibió apoyo de la comunidad y hasta de empresas que se ofrecieron a patrocinarlo si seguía por el camino del deporte. Los organizadores del evento también lo respaldaron: “Nos alegra esta historia y animamos a que este momento marque el inicio de un nuevo ciclo transformador”, dijeron mientras compartían el video viral.
Incluso la Alcaldía de Garrafão do Norte entró en la movida y publicó imágenes de Isaque corriendo por las calles del pueblo, esta vez sin tragos, sin chanclas, pero con muchas ganas.