El pasado sábado 22 de junio, un domiciliario de una empresa de ‘delivery’ se enfrentó a una situación de riesgo en el barrio Brazo Oriental, ubicado en Montevideo, Uruguay. A las 10 de la noche, mientras se encontraba fuera de una vivienda entregando un pedido, el repartidor fue acechado por dos presuntos delincuentes. La moto del domiciliario estaba parqueada en el andén, y la calle se encontraba desierta.
El repartidor, consciente del peligro, observó a los dos sujetos caminando hacia él con intenciones sospechosas. Prevenido por la situación, abrió su maleta y sacó un machete, un objeto cortopunzante que tenía a mano para defenderse.
La reacción del domiciliario tomó por sorpresa a los presuntos ladrones, quienes huyeron de inmediato al ver el machete; sin embargo, el repartidor logró alcanzar a uno de ellos, sometiéndolo en el suelo con el arma.
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Este hecho fue rápidamente catalogado por los medios de comunicación de Uruguay como un intento de hurto, y la respuesta del domiciliario generó un amplio debate en las redes sociales.
La controversia se centró en la decisión del repartidor de portar un machete en su maleta. Algunos usuarios expresaron su desacuerdo con que un trabajador de ‘delivery’ lleve un arma de este tipo, argumentando que podría poner en peligro a otros. Por otro lado, hubo quienes defendieron la acción del domiciliario, alegando que tiene derecho a protegerse de cualquier amenaza contra su integridad.
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Este hecho en el barrio Brazo Oriental resalta la inseguridad que enfrentan diariamente los trabajadores de entrega a domicilio, y plantea una discusión sobre las medidas de autoprotección que pueden o deben tomar estos trabajadores para salvaguardar su integridad mientras realizan su labor.
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