La pandemia no solo ha cobrado la vida de más de tres millones de personas en todo el mundo, sino que a su paso ha dejado en la pobreza a los más vulnerables. Por eso vale la pena difundir historias como la de William, un adolescente mexicano que se las ideó para no dejarse vencer por los problemas y ayudarle a su mamá a vender las tortillas que hacía.
La mujer tenía un puesto en el mercado, pero por las restricciones no pudo seguir con las ventas de las tortas: su único ingreso para poder sobrevivir. Ante la desoladora y angustiante situación, William creó una mochila de cartón para hacer domicilios y así conseguir algo de dinero.
Con mucha creatividad hizo su maleta, parecida a la que llevan los domiciliarios de las aplicaciones, y emprendió la tarea. Al principio le fue muy bien, pues las personas hacían sus pedidos o le compraban cuando lo veían en la calle.
Un día, alguien le sacó una fotografía y la difundió en redes sociales para mostrar el esfuerzo del menor por ayudar a su mamá . Allí fue aplaudido por los internautas que conocieron su historia e incluso le regalaron una maleta de lona para que reemplazara la de cartón.
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Sin embargo, la bella historia se vie empañada por amigos de lo ajeno, quienes lo hicieron pasar por un mal rato porque le robaron la bicicleta en la que se movilizaba.
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Por un tiempo tuvo que andar a pie para entregar los pedidos y lo hacían sin chistar, pues sabía que tenía una gran responsabilidad con su familia. Y como no hay mal que por bien no venga, vecinos y conocidos se unieron para comprarle una bici nueva.