Margaret Howe Lovatt se enamoró de un delfín cuando tenía 20 años de edad. En ese entonces, la relación comenzó cuando ambos hacían parte de un experimento de la NASA .
Uno de los principales objetivos del proyecto era saber los alcances que tenían en la época para comunicarse con otras especies y, así, aplicarlo con los extraterrestres. Para ello escogieron a tres delfines, un macho y dos hembras y a un grupo de personas, quienes serían las encargadas de entablar los lazos.
La razón del porqué se escogió a esta especie de animal marino fue porque los delfines tienen un cerebro casi igual de grande al de los seres humanos, por lo que facilitaría la comunicación con ellos y abriría la puerta para hablar con otras especies que posiblemente se encuentran fuera del planeta Tierra.
Margaret tuvo que interactuar con los tres delfines a lo largo del experimento, pero d esarrolló mejor empatía con Peter, el delfín macho, por lo que se fueron a vivir juntos por un tiempo y así incrementar el vínculo afectivo y de comunicación.
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El tiempo que estuvieron juntos les permitió llegar hasta el contacto físico y disfrutar del estar en el mismo espacio. Según relató la mujer a Daily Star, a Peter lo que más le gustaba de la fisionomía humana eran las piernas.
Cuando la NASA dio por terminado el experimento, Margaret y Peter se dejaron de ver. La mujer se casó con el fotógrafo del proyecto con quien tuvo tres hijas y Peter, el delfín, murió tiempo después.
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