
El 'ojo de Dios' y la traición en el caso de Miguel Uribe; hubo reunión en una cantina
Intentaron no ser rastreados tras el ataque, pero no contaban con un detalle que terminó delatándolos. Así avanza la investigación.

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En medio del avance de una investigación que ha capturado la atención nacional, salió a la luz el nombre clave de quien habría dado la orden del ataque contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe. La Fiscalía y la Policía Nacional han revelado más detalles del rompecabezas que llevó a la captura de Elder José Arteaga Hernández, conocido como El Costeño, señalado de ser el principal articulador del atentado ocurrido el pasado 7 de junio en el parque El Golfito, ubicado en el occidente de Bogotá.
Alias El Costeño fue capturado en el barrio El Muelle, tras una intensa operación de búsqueda apoyada en tecnología, testigos, imágenes y más de 21 videos recolectados. El hombre, con un historial de más de dos décadas vinculado a actividades ilegales, habría coordinado todo el plan junto a otras cuatro personas, incluido un menor de edad, que fue quien ejecutó el ataque. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención es el nombre clave que aparece en las investigaciones como quien habría emitido la orden final, presuntamente desde Venezuela. Hasta ahora, ese detalle permanece bajo estricta reserva por parte de las autoridades.
Según versiones conocidas por EL TIEMPO, una fuente cercana al proceso señaló que después del atentado, El Costeño se reunió con otros implicados en una cantina del barrio Santa Fe. En ese lugar se habrían tomado decisiones clave para desviar la atención de las autoridades y evitar rastreos, incluyendo la venta de un celular y la eliminación de evidencias digitales.
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Uno de los puntos clave que permitió avanzar en la investigación y que también conoció EL TIEMPO fue el uso del software conocido como el 'ojo de Dios'. Esta herramienta tecnológica permitió a los investigadores rastrear los movimientos de los implicados a través de cámaras de seguridad, seguir rostros específicos y reconstruir los pasos del joven que disparó. Gracias a este sistema, fue posible identificar el recorrido de El Costeño, su acompañante Katherine Andrea Martínez (alias Gabriela) y el vehículo spark gris de placas JFP 026.
Pero uno de los giros más inesperados de esta historia fue la traición de quien debía cumplir un rol esencial en la huida: Carlos Eduardo Mora, alias ‘Veneco’. Según información revelada por EL TIEMPO, ‘Veneco’ se asustó y abandonó el sitio antes de completar la misión para la que le habrían pagado cinco millones de pesos. Esta decisión provocó un caos entre los implicados y terminó por facilitar su posterior captura. De hecho, fue el segundo en ser detenido, en medio de un retén policial.
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Las autoridades también indicaron que la mujer conocida como Gabriela huyó hacia el departamento del Caquetá, buscando refugio supuestamente con grupos armados. Las versiones de los implicados en los interrogatorios han permitido escalar en la línea de mando, y aunque no se ha revelado el nombre clave que estaría detrás de todo desde el extranjero, ya se siguen varias pistas concretas.
De acuerdo con la Fiscalía, los implicados se reunieron días antes del atentado para definir roles y rutas. El 4 de junio, tres días antes del ataque, hubo un primer encuentro en Bosa. Luego, el 6 de junio, El Costeño fue visto en Modelia verificando posibles rutas de escape. El día del hecho, se volvió a encontrar con los demás para entregar el arma con la que se llevaría a cabo el atentado.
Tras el intento de homicidio, huyeron a pie varias cuadras hasta ser recogidos por William Fernando González, quien los transportó hasta una cantina del centro de la ciudad. En ese lugar, mientras bebían licor, se dio la orden de deshacerse del celular. La mujer relató que Elder extrajo la SIM y se la entregó a González, quien posteriormente se encargó de vender el dispositivo, supuestamente para impedir ser rastreados.
Según Noticias Caracol, estas decisiones habrían sido parte de un plan para desaparecer cualquier rastro de comunicación. Sin embargo, no contaban con la colaboración de testigos, las cámaras y la tecnología que permitiría conectar todos los cabos. Por ahora, El Costeño permanece detenido tras ser imputado por tentativa de homicidio agravado, concierto para delinquir, uso de menores y porte de armas. La Policía Nacional insiste en que la prioridad ahora es ubicar a quienes están más arriba en la cadena de mando.
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