Las nuevas pruebas que emergen en torno al caso de Camilo Aldebaran, el adolescente de 14 años acusado de apagar la vida de su familia, han estremecido a la opinión pública.
En el centro del hecho se encuentra su novia virtual, una joven de 15 años cuya identidad permanece protegida, pero que ahora es señalada como cómplice directa de los hechos.
Según informó el jefe de la investigación, Carlos Augusto Guimarães da Silva, las autoridades han accedido a mensajes privados intercambiados entre los menores, los cuales revelan un nivel alarmante de planificación.
En uno de los fragmentos más escalofriantes, ambos adolescentes discuten la posibilidad de deshacerse de los cuerpos de los padres y el hermanito de Camilo:
“Vimos mensajes sobre deshacerse de los cuerpos o incluso dárselos a los cerdos. Un total desprecio por la vida humana”, declaró Guimarães, citado por El Heraldo de México.
Durante el interrogatorio a la menor, que se realizó en compañía de su madre, las autoridades mostraron algunas de estas conversaciones.
La madre, impactada por el contenido, rompió en llanto. Aunque negó inicialmente cualquier vínculo de su hija con el hecho, no pudo evitar conmoverse ante la evidencia.
Lo más inquietante es que, de acuerdo con la policía, la adolescente no solo no mostró arrepentimiento, sino que tampoco negó su participación.
Afirmó que fue Camilo quien la presionó para formar parte del crimen. La joven relató que se comunicaban a través de un cuaderno, donde dejaban mensajes ocultos, y durante su testimonio, sostuvo un osito de peluche mientras hablaba de la oscura relación con su novio.
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La investigación ha descubierto que el vínculo entre Camilo y su novia surgió a través de un videojuego de terror psicológico, prohibido en Australia, cuya historia gira en torno a dos hermanos con una relación incestuosa que apagan la vida de sus padres.
Según los agentes, esta narrativa sirvió como base para los pensamientos y planes homicidas que compartían los menores.
La policía sostiene que estos contenidos virtuales, combinados con el aislamiento emocional y la intensidad del lazo entre los adolescentes, crearon un caldo de cultivo para la tragedia.
“Lamentablemente, hemos verificado que ella participó antes, durante y después de las ejecuciones. Fue cómplice. Lo indujo e instigó en todo momento”, afirmó el jefe policial Guimarães.
Uno de los mensajes que podría haber sido el detonante del crimen fue una frase de la joven: “Si me amas, sé un hombre”, enviada luego de que Camilo le confesara que sus padres no lo dejarían viajar para conocerla. Esta aparente presión emocional habría encendido el impulso homicida.
Las hipótesis que manejan las autoridades son dos: una posible intención de cobrar un seguro de vida familiar, o una acción motivada por la venganza y la manipulación emocional ejercida entre los jóvenes.
El informe forense confirmó que las víctimas –padre, madre y un niño de tres años– murieron por impactos de bala. La pistola fue tomada por Camilo de la habitación de sus padres, donde había pedido dormir esa noche.
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La policía también investiga un detalle adicional y desconcertante: los cuerpos de los padres habrían sido atacados por perros, lo cual complica aún más el cuadro delictivo.
Durante los últimos seis años, Camilo y la adolescente mantuvieron contacto virtual. Sin embargo, en el último año la relación se volvió más intensa.
Los mensajes entre ellos muestran un patrón de chantajes. En uno de los textos, la joven insinuó terminar la relación si Camilo no cumplía con los actos planeados.
Mientras continúa la recolección de pruebas, análisis psicológicos y revisión del entorno digital de ambos menores, la sociedad observa atónita cómo una conexión virtual.
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