
Con 37 semanas de embarazo, tomó un té y todo acabó de la peor forma
Según el papá del bebé, fue decisión de él y su pareja interrumpir el embarazo. Tras eso, se conoció lo que hizo con el feto.

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Ubenis Lisbeth Calderón Medina, de 32 años, llegó sin signos vitales al CDI La Urbina la mañana del 6 de mayo. El cuerpo médico intentó reanimarla, pero ya era demasiado tarde.
El sangrado abundante que presentaba alertó al personal médico, quienes de inmediato se percataron de que la situación no era común. Todo indicaba que había ocurrido algo más allá de una simple complicación de salud.
Junto a ella estaba su esposo, Joseph Pascual Mijares, de 40 años, quien en un primer momento dijo no saber qué había pasado.
Pero el rastro que dejó la emergencia en su esposa fue tan evidente que no pudo sostener mucho tiempo su versión. Los médicos sospecharon lo peor y de inmediato dieron aviso a las autoridades.
El diagnóstico preliminar apuntaba a un aborto practicado en condiciones irregulares, lo cual encendió las alarmas. Y es que lo que empezó como una noche aparentemente normal en su casa del sector Campo Rico, en Petare, Venezuela, terminó convirtiéndose en un hecho que ahora está bajo investigación.
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Tras ser interrogado por los agentes, Joseph Mijares reconoció lo que ocurrió. Según su versión, su esposa no quería continuar con el embarazo, a pesar de tener ya 37 semanas de gestación.
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En medio de esa decisión, y con pleno conocimiento de los riesgos, ambos acordaron que ella tomaría un té con la intención de provocar el aborto. Pero las cosas se salieron de control.
Horas después de ingerir la infusión, Ubenis comenzó a sentirse mal. La situación empeoró hasta que entró en estado de shock y convulsionó. En ese momento, Mijares decidió llevarla al centro asistencial, pero ya era demasiado tarde. Al llegar, los médicos solo pudieron confirmar su fallecimiento.
Cuando los funcionarios del CICPC tomaron control del caso, comenzaron la búsqueda de más pistas y hallaron una revelación aún más inquietante: el cuerpo del bebé no estaba. Fue entonces cuando Mijares contó lo que había hecho.
El hombre afirmó que, siguiendo la petición de su pareja, se encargó de deshacerse del feto. Lo enterró en un terreno baldío cercano a la vivienda, esperando que nadie lo notara. Pero todo salió a la luz.
Con la información obtenida, las autoridades se trasladaron al lugar indicado y lograron recuperar el cuerpo. Funcionarios del CICPC, junto al equipo del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses, hicieron el levantamiento correspondiente.
Ahora, Mijares está bajo custodia de las autoridades mientras se avanza en el proceso judicial en su contra.
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