
En el sur de Bogotá, específicamente en la localidad de Usme, una madre vivió uno de los momentos más dolorosos de su vida. Su hijo, David Nocua, de apenas 14 años, había desaparecido el jueves 8 de mayo. Lo vieron por última vez en el barrio Miravalle. Desde entonces, la familia inició una intensa búsqueda con la esperanza de hallarlo con vida. Esa esperanza, sin embargo, se apagó el Día de la Madre.
Lizeth Juliana Monroy, madre del menor, fue quien lo encontró. La mujer llegó hasta un CAI con una mezcla de miedo y presentimiento. Había encontrado un cuerpo sin vida en una zona boscosa, cerca al botadero Doña Juana, y sospechaba que se trataba de su hijo. Lamentablemente, así era. El hallazgo fue confirmado por las autoridades tras desplazarse al lugar indicado por la mujer.
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El comandante operativo de Seguridad Ciudadana #2, teniente coronel Norberto Caro, explicó que la Policía se movilizó de inmediato hasta el sitio, en inmediaciones del río Tunjuelito. Allí confirmaron el peor escenario: se trataba del joven desaparecido. La escena era desoladora. Sin cámaras en la zona, el misterio apenas comenzaba.
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Las autoridades iniciaron labores de indagación, y los primeros reportes forenses revelaron que David presentaba varias heridas causadas con arma blanca. Todo indica que fue atacado el mismo día de su desaparición, y que su cuerpo llevaba menos de 48 horas en el lugar cuando fue encontrado.
Exnovia en la mira: la versión no convence
A mitad de esta historia se suma un detalle que cambió el rumbo de las sospechas. La madre del joven, en entrevista con medios como Citytv y El Tiempo, habló con claridad.
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Dijo que su hijo había salido ese día a encontrarse con su exnovia, una adolescente con la que había tenido una relación complicada. Según la madre, esa misma joven ya había estado hospitalizada por una crisis emocional, y David incluso intervino para evitar que atentara contra su vida dentro del colegio.
“Mi hijo fue quien la encontró en el baño del colegio cuando intentó quitarse la vida. La salvó. Y en vez de agradecérselo, ella empezó a tratarlo mal. Le decía que no debía haberla salvado”, relató Lizeth a El Tiempo.
El 8 de mayo, día en que se perdió el rastro de David, madre e hijo acudieron juntos a una reunión con la orientadora del colegio. Según la mujer, él estaba inquieto, con insomnio y mucho malestar emocional. Allí les recomendaron que él se alejara de esa relación, pero el joven insistió en verla. Al parecer, ella lo había buscado de nuevo tras salir de una clínica. David accedió al encuentro.

Lo último que se supo de él fue que, supuestamente, caminó hacia la zona boscosa de Usme con su exnovia y el nuevo novio de ella. Después de eso, regresaron solos. Desde ahí, las explicaciones no convencen a nadie.
La versión de la joven ha cambiado en varias ocasiones. Primero dijo que dejaron a David en un mirador tras una discusión. Luego, que él salió corriendo. Más tarde, que los habían intentado atracar. Para la familia, nada de esto cuadra.
“Una persona así no puede estar libre. Lo que hicieron fue con maldad”, señaló la madre, exigiendo que se investigue a fondo. Dice que su hijo fue llevado con engaños a ese lugar, con una intención clara.
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Las autoridades siguen sin determinar cómo llegó David hasta esa zona ni qué ocurrió exactamente entre los adolescentes. Mientras tanto, la familia de Usme llora su pérdida y clama justicia.
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