
Inocente expresión del hijo de Miguel Uribe al llegar al funeral de su padre; besó el ataúd
La llegada de María Claudia Tarazona y su hijo Alejandro al Capitolio marcó uno de los momentos más emotivos en el último adiós a Miguel Uribe Turbay

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María Claudia Tarazona apareció en la entrada del Capitolio Nacional con un nudo en la garganta y a su hijo Alejandro, de apenas 4 años, en brazos. No fue un momento cualquiera. Entre el silencio y la solemnidad del Salón Elíptico, el niño miraba con curiosidad, como si intentara entender por qué tanta gente vestida de oscuro lo observaba.
Era martes 12 de agosto, y la familia llegaba para despedir a Miguel Uribe Turbay, quien había permanecido más de dos meses en una lucha médica que mantuvo en vilo a sus allegados y seguidores. El féretro, cubierto con la bandera de Colombia, ya reposaba en el centro del recinto, rodeado de coronas y custodiado por miembros de la Policía Nacional.
Alejandro no había estado allí el día anterior, cuando el cuerpo de su papá fue recibido con honores y trasladado desde la Plaza Núñez, esa misma que une el Congreso con la Casa de Nariño. La escena había sido solemne: detrás del ataúd, caminaban su esposa, su padre Miguel Uribe Londoño, su hermana María Claudia Hoyos Turbay y más familiares.
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Ese martes, en medio de un ambiente de recogimiento, el pequeño protagonizó uno de los momentos más conmovedores. María Claudia lo acercó al féretro y, sin que nadie lo esperara, Alejandro se inclinó y le dio un beso. No hubo palabras, pero el gesto bastó para que todo el salón se quedara inmóvil.
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La imagen conmovió todavía más porque la edad del niño coincide con la que tenía Miguel cuando perdió a su propia madre, Diana Turbay. Esa coincidencia, para muchos, fue un golpe doble de nostalgia y dolor.
En el lugar también estaban las tres hijas mayores de María Claudia: María, Emilia e Isa. Todas, junto a su madre, permanecían cerca del ataúd, recibiendo abrazos y palabras de apoyo. La viuda, aunque visiblemente afectada, atendía a quienes se acercaban y repetía que Miguel había sido “un gran ejemplo” para ellos.
La historia de cómo Alejandro supo lo que había pasado fue contada por su mamá en una entrevista. Relató que, días atrás, tuvo que sentarse con él y explicarle, en palabras simples, por qué su papá no estaba en casa. “Hijo, ¿te acuerdas de esas reuniones donde saludas a mucha gente? —le dijo—. Papá estaba en una de esas, y un joven, muy joven, hizo algo muy grave. Papá está muy malito”. La reacción del niño fue abrazarla fuerte y preguntar varias veces por qué.
Entre el ir y venir de personas, Alejandro se mantuvo gran parte del tiempo junto a su mamá. Observaba, abrazaba a sus hermanas y, en ocasiones, se acomodaba en los brazos de algún familiar. En medio de la tristeza, su inocencia era como un respiro breve para quienes lo rodeaban.
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Mientras tanto, la fila para ingresar al salón no se detenía. Cientos de personas, algunas con pañuelos blancos y otras con flores, pasaban frente al ataúd para despedirse en silencio. Afuera, en la Plaza de Bolívar, el ambiente seguía cargado de emociones, pero la solemnidad del interior del Congreso se imponía sobre cualquier murmullo.
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#MiguelUribe| En estos momentos hace presencia la esposa de Miguel Uribe, María Claudia Tarazona junto a su hijo menor, Alejandro, en el Salón Elíptico del Congreso de la República. https://t.co/R0kxQZ3iBX pic.twitter.com/Gs7KKe7ECi
— ÚltimaHoraCaracol (@UltimaHoraCR) August 12, 2025