
Hijas de María Claudia Tarazona se derrumban tras palabras dedicadas a Miguel Uribe
Las hijas de Claudia Tarazona no pudieron contener el llanto durante el homenaje a Miguel Uribe, conmoviendo a todos los presentes.

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En medio de un ambiente cargado de solemnidad, desde el Capitolio Nacional, donde se lleva a cabo la cámara ardiente, María Claudia Tarazona tomó la palabra para despedir a su esposo, el senador Miguel Uribe Turbay, fallecido en la madrugada del lunes 11 de agosto.
Con la voz entrecortada, pidió que su muerte no sea motivo de actos de violencia o venganza. “Rechazo cualquier acto de violencia o de venganza por la muerte de Miguel (...) Ojalá se haga justicia, porque la justicia fortalece la democracia, que los seres humanos respondan por sus actos hace un país justo y debe haber justicia, no solo por Miguel sino por una Colombia entera que merece vivir en paz”, afirmó frente a congresistas, familiares y ciudadanos que se acercaron para rendir homenaje.
Uno de los momentos más conmovedores de su discurso fue cuando se refirió a su hijo menor, Alejandro, quien queda marcado por una historia que ya había tocado a la familia. “Él soñaba con la paz y la unión de Colombia, con un país donde ningún niño repitiera la historia que hoy su hijo está repitiendo. Romper una familia es el acto de violencia más horrible que se pueda cometer jamás”, expresó.
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Alejandro, fruto de su matrimonio con Miguel, tenía apenas cuatro años al momento del deceso, la misma edad en la que el propio niño perdió a su padre. Para María Claudia, este paralelismo es uno de los golpes más duros de enfrentar en medio de la despedida.
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Tarazona aseguró que, aunque fueron días extremadamente difíciles, agradece a Dios por los dos meses que pudo compartir con Miguel en la Fundación Santa Fe mientras él permanecía en la Unidad de Cuidados Intensivos.
“Sin esos dos meses de preparación, hubiera sido imposible enfrentar este momento. Dios está conmigo, me da fortaleza y durante estos dos meses me enseñó el camino del amor”, declaró.
Durante ese tiempo, permaneció junto a él en todo el proceso médico, lo acompañó en intervenciones y complicaciones, y fue testigo del esfuerzo del equipo de salud por mantenerlo con vida.
En su intervención, María Claudia volvió a destacar el trabajo del personal de la Fundación Santa Fe, como ya lo había hecho en múltiples ocasiones por redes sociales. “Hicieron todo lo posible y todo lo humanamente y médicamente posible por salvarle la vida a Miguel. Sus médicos, equipo de enfermeros y enfermeras, lucharon a la altura de Miguel, esa batalla que él hubiera querido que dieran y que lo hicieron con altura. Gracias por no desfallecer y estar con él hasta el último minuto”, expresó.
El Capitolio permaneció en silencio absoluto durante sus palabras, interrumpido solo por el eco de los aplausos y las lágrimas de quienes escuchaban. Afuera, decenas de ciudadanos aguardaban su turno para ingresar y despedir al senador en la cámara ardiente, mientras la seguridad organizaba el ingreso de forma controlada.
Atrás de María Claudia, sus hijas María, Emilia e Isabella no pudieron contener el llanto. Crecieron junto a Miguel, quien asumió su crianza como un padre, y estuvieron a su lado desde pequeñas. La escena se volvió aún más conmovedora cuando, en medio de su discurso, la viuda le agradeció por haber sido “un papá para las niñas, el mejor papá para Alejandro”. La emoción fue tal que las jóvenes se abrazaron entre sí, incapaces de contener las lágrimas, reflejando el profundo vínculo que mantenían con él.
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