En el vasto universo de las figuras celestiales, San Rafael Arcángel brilla con luz propia, venerado principalmente como el "Ángel sanador". Su nombre mismo tiene un significado profundo.
Este poderoso intercesor no se limita a aliviar dolencias físicas; su auxilio abarca también la curación mental, emocional y espiritual, presentándose como un canal palpable de la misericordia divina.
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San Rafael forma parte del selecto grupo de los siete arcángeles que permanecen ante el Trono de Dios, y, junto a San Miguel y San Gabriel, integra las milicias celestiales, gozando de acceso permanente a la presencia de lo divino.
Siempre dispuesto, acompaña a quienes buscan la guía y el apoyo de Dios.
La trascendencia de San Rafael se cimenta firmemente en el Antiguo Testamento, particularmente en el conmovedor Libro de Tobías, entre los capítulos 5 y 9.
Allí, el arcángel se revela inicialmente bajo la apariencia humana, adoptando el nombre de Azarías, un compañero de viaje para el joven Tobías.
A lo largo de una travesía llena de peripecias, Rafael no solo se erige como un protector inquebrantable para el joven, sino que también le asiste en la creación de un bálsamo milagroso a partir de vísceras de pescado.
Este ungüento sería el remedio que restauraría la vista a Tobit, el padre de Tobías, afectado por la ceguera.
La intervención de Rafael no concluye allí; también fue enviado por el Señor para liberar a Sara, la nuera de Tobías, de la opresión de un demonio que había segado la vida de sus siete esposos anteriores.
Fue al término de esta odisea que Azarías reveló su verdadera identidad: "el ángel Rafael, uno de los siete que se paraban ante el Señor". Curiosamente, algunas fuentes mencionan que es referido como el "ángel del Señor" en el Evangelio según Juan, resaltando su importancia en la curación de Tobías.
La influencia de San Rafael se extiende a diversas esferas de la vida cotidiana, consolidándolo como el santo patrono de múltiples vocaciones y situaciones. Es ampliamente reconocido como el patrón de los viajeros, ofreciendo su guía tanto en las travesías físicas como en la búsqueda espiritual de la verdad y el conocimiento.
Su intrínseca conexión con la sanación lo convierte en el protector idóneo de médicos, enfermeras, curanderos y, en general, de cualquier persona que sufra de alguna dolencia o enfermedad. No menos importante, es el patrono de los ciegos, un título que rememora su intervención sanadora con Tobit.
Incluso, su intercesión se invoca como abogado y protector de los futuros esposos, ayudando a preservar y restaurar la santidad del matrimonio.
Oración a San Rafael para la salud
Oh bondadoso y guía espiritual San Rafael arcángel, yo te invoco como el patrón de aquellos que están afligidos por la enfermedad o dolencia corporal. Tú hiciste preparar el remedio que sanó la ceguera del anciano Tobías, y tu nombre significa 'El Señor sana'.
Me dirijo a ti, misericordioso San Rafael Arcángel, implorando tu auxilio divino en mi necesidad actual. Mencionar aquí la petición.
Si es la voluntad de Dios, dígnate a sanar mi enfermedad, o al menos, concédeme la gracia y la fuerza que necesito para poder soportarla con paciencia, ofreciéndola por el perdón de mis pecados y por la salvación de mi alma.
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San Rafael, amigo de los caminos, enséñame a conservar la fe en los sufrimientos y unir mis dolores con los de Jesús y de María, y buscar la gracia de Dios en la oración y la comunión. Deseo imitarte en tu afán de hacer la voluntad de Dios en todas las cosas.
Como el joven Tobías, yo te elijo como mi compañero en mi viaje, a través de este valle de lágrimas. Deseo seguir tus inspiraciones cada paso del camino, para que pueda llegar al final de mi viaje bajo tu protección constante y en la gracia de Dios.
Oh Arcángel San Rafael Bendito, tú te revelaste a ti mismo como el asistente divino del Trono Dios, ven a mi vida y asísteme en este momento de prueba. Dame la sanación de esta enfermedad que ha traído dolores y desgracias a mi vida.
Concédeme la gracia y la bendición de Dios y el favor que te pido por tu poderosa intercesión. Oh, gran Médico de Dios, dígnate a curarme, como lo hiciste con Tobías si es la voluntad del Creador. San Rafael, Recurso de Dios, Ángel de la Salud, Medicina de Dios, ruega por mí.
Amén.