La depresión severa resistente a los tratamientos puede mejorar de forma sostenida gracias a un nuevo enfoque de medicina de precisión con estimulación cerebral profunda, según ha demostrado un equipo que implantó a una paciente un dispositivo que desencadena la estimulación eléctrica.
Sarah tiene 43 años y sufre depresión severa resistente a los tratamientos desde el inicio de la infancia. Hace quince meses que lleva implantado el aparato en el cerebro. Al principio, la mejora de la depresión " fue muy brusca -señaló- y no estaba segura de que fuera a durar, pero ha durado" .
El equipo investigador indicó que aún hay que seguir probando esta técnica con otros pacientes, pero este estudio "señala el camino hacia un nuevo paradigma que necesitamos desesperadamente en psiquiatría" , señaló Andrew Kristal, de la Universidad de California San Francisco (UCSF).
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"Hemos desarrollado un enfoque de medicina de precisión que ha gestionado con éxito la depresión resistente al tratamiento de nuestra paciente, identificando y modulado el único circuito de su cerebro que estaba asociado a sus síntomas ", destacó el científico.
La depresión grave es un trastorno neuropsiquiátrico con altas tasas de resistencia al tratamiento.
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La estimulación cerebral profunda (ECP), un procedimiento médico en el que unos electrodos implantados envían impulsos eléctricos a estructuras específicas del cerebro, es una terapia prometedora para la depresión resistente al tratamiento.
Sarah recuerda que antes estaba muy deprimida y no tenía una vida que "mereciera la pena" , pero en los primeros meses tras la nueva terapia "la disminución de la depresión fue muy brusca, y no estaba segura de que fuera a durar".
Sin embargo, "ha durado. Y me he dado cuenta de que el dispositivo realmente aumenta la terapia y el autocuidado que he aprendido mientras era paciente en la UCSF."
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Los pensamientos irracionales con los que solía obsesionarse " siguen apareciendo -indicó-, pero simplemente... puf... el ciclo se detiene".
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Aunque el enfoque parece prometedor, el equipo advierte que éste es sólo el primer ensayo. "Todavía queda mucho trabajo por hacer" , afirmó Scangos, hay que ver cómo varían estos circuitos entre los pacientes y repetir este trabajo varias veces.
Si, en el caso de tener éxito, los resultados se pueden generalizar a una población más amplia, este enfoque puede aplicarse a otras enfermedades de la red cerebral para avanzar en un tratamiento personalizado para los problemas neuropsiquiátricos.
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