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Lo que podría pasar con el corrientazo tras el alza del salario mínimo, ¿muy caro?

El aumento del salario mínimo reabre la discusión sobre el precio del corrientazo. Este es el cálculo de cuánto podría variar el almuerzo diario y qué tan probable es que ocurra.

Corrientazo en la mira tras el aumento del salario mínimo
Corrientazo en la mira tras el aumento del salario mínimo
/Foto. IA

El anuncio del presidente Gustavo Petro sobre el aumento del salario mínimo para 2026 no solo movió cifras en las empresas y en los hogares. También puso bajo la lupa uno de los gastos más cotidianos para millones de colombianos: el corrientazo. Ese almuerzo sencillo, popular y clave para quienes trabajan fuera de casa vuelve a ser tema de conversación en restaurantes, oficinas y barrios.

Desde el 1 de enero, el salario mínimo sube un 23,7 %, una decisión tomada por decreto tras no lograrse acuerdo en la mesa de concertación. El ajuste fue defendido por el Gobierno como una medida para fortalecer el ingreso de los trabajadores y dinamizar el consumo. Sin embargo, cada vez que el salario mínimo tiene un salto importante, aparece la misma pregunta: ¿ese aumento se verá reflejado en los precios del día a día?

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Uno de los primeros productos en la lista suele ser el corrientazo. No por casualidad. Este almuerzo depende directamente de costos como mano de obra, insumos básicos, transporte y servicios. Por eso, cualquier cambio en el entorno económico genera expectativas —y temores— sobre su valor final.

Actualmente, el precio del corrientazo en muchas ciudades del país se mueve entre los 14.000 y los 17.000 pesos, dependiendo de la zona, el tipo de restaurante y lo que incluya el plato. Con el aumento del salario mínimo del 23,7 %, algunos cálculos rápidos permiten dimensionar el escenario que se discute en la calle.

¿En cuánto quedaría el corrientazo si restaurante se unen al aumento?

Si ese porcentaje se trasladara de manera proporcional al precio del almuerzo —algo que no es automático ni obligatorio— un corrientazo de 14.000 pesos podría subir alrededor de 3.300 pesos, mientras que uno de 17.000 pesos podría incrementarse en cerca de 4.000 pesos. Es decir, en un escenario hipotético, el plato podría moverse hacia rangos cercanos a los 18.000 o incluso superar los 20.000 pesos.

Pero aquí es clave hacer una pausa. Este cálculo es solo una estimación teórica. No significa que el corrientazo vaya a subir en ese monto ni que todos los restaurantes vayan a ajustar precios de la misma forma. En Colombia, el valor del almuerzo diario no está regulado de manera directa y cada establecimiento define sus precios según su estructura de costos, su clientela y su capacidad para absorber incrementos.

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Además, desde el Gobierno se ha insistido en que el aumento del salario mínimo no debe trasladarse de manera automática a los precios finales. El propio presidente ha señalado que el objetivo es que el mayor ingreso se traduzca en más consumo y no en una cadena de incrementos que termine neutralizando el beneficio para los trabajadores.

Otro punto que entra en juego es el comportamiento del mercado. En zonas con alta competencia entre restaurantes, subir el corrientazo puede significar perder clientes. Muchos negocios optan por ajustes graduales, cambios en porciones o estrategias para mantener precios estables el mayor tiempo posible.

Para los trabajadores, el corrientazo no es un gasto menor. Es parte del presupuesto diario y, en muchos casos, una decisión obligada por horarios y distancias. Por eso, cualquier variación en su precio se siente de inmediato en el bolsillo, incluso más que otros productos que se compran de manera ocasional.

En este contexto, lo que viene no es una subida automática, sino un período de observación. Restaurantes, clientes y autoridades estarán atentos a cómo se mueve el mercado en los primeros meses del año. El aumento del salario mínimo ya está definido; lo que aún está por verse es cómo se reacomoda el costo de uno de los almuerzos más representativos del país.