Más de 30 horas completa la búsqueda de dos personas que estarían dentro del carro que cayó al Salto del Tequendama en la madrugada del miércoles 21 de septiembre y cuyos cuerpos extrañamente no aparecen. Y en medio de la incertidumbre surgió una esperanza entre familiares de las víctimas que iniciaron una búsqueda, a su forma, esperando ubicar con vida al conductor del carro.
Pues aunque el hecho ya es una tragedia para seres queridos de las personas involucradas en el siniestro, hay una situación que genera gran incertidumbre en autoridades y familiares ya que los cuerpos no aparecen pese a que, según expertos, por la altura y la forma de caída del vehículo lo más seguro es que los ocupantes del carro hayan muerto en el lugar.
En medio de la investigación de este caso son varias lasincógnitas e hipótesis que han surgido frente a cómo y por qué el carro Chevrolet Aveo de color rojo, con placas RMW 778 terminó cayendo al vacío, pero la mayor incertidumbre es¿Qué pasó con los ocupantes del vehículo o dónde están sus cuerpos?
Lo que se tiene confirmado hasta el momento es que quien iba conduciendo el vehículo era un hombre de 47 años identificado como Gerardo Segura , mientras que se desconoce la identidad de la persona que viajaba como acompañante, pero se dice que era una mujer joven quien era empleada del restaurante del conductor.
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Y al no tener respuesta de los organismos de socorro sobre la ubicación de los cuerpos sin vida de los ocupantes, familiares de Gerardo Segura se llenaron de valor, esperanza y comenzaron una búsqueda por su parte esperando encontrar con vida a su ser querido.
Por eso, desde tempranas horas de este jueves comenzaron a gritar el nombre del conductor y a chiflar por diferentes puntos del Salto del Tequendama con la esperanza de escuchar alguna respuesta a sus angustiosos llamados; pues contemplan la posibilidad de que antes de que el carro chocara contra el suelo, los ocupantes hayan salido expulsados o hayan logrado escapar del automotor, cayendo entre los árboles o rocas del lugar y estén heridos, pero con vida.
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