Ella es la única mujer que logró entrar al funeral del sumo pontífice, ¿qué era del papa?
Esta mujer logró romper el protocolo y despidió al Papa Francisco con un gesto íntimo que captó todas las miradas en la basílica de San Pedro. su despedida conmovió al mundo entero.
Genevieve Jeanningros fue la única mujer que logró entrar al funeral del papa Francisco
/Foto: captura de pantalla Instagram @diariolacapital
En medio del estricto ceremonial que rodeó el funeral del Papa Francisco en la basílica de San Pedro, una figura femenina rompió con todos los protocolos y protagonizó uno de los momentos más emotivos de la jornada.
Fue la única mujer en lograr acercarse al féretro, Sor Geneviève Jeanningros, una monja francesa de 81 años y amiga íntima del Pontífice.
Con una mochila verde sobre los hombros, Sor Geneviève caminó con paso firme hasta detenerse frente al ataúd. Allí, en completo silencio, se inclinó para orar. Permaneció de pie varios minutos, inmóvil, mientras las lágrimas salían de su rostro.
Nadie se atrevió a interrumpir ese momento de despedida. Ni guardias suizos ni gendarmes. Aquella mujer, ajena al rígido listado de cardenales y obispos autorizados, desbordó el protocolo con un acto de amor y memoria.
A lo largo de más de medio siglo, esta religiosa de las Hermanitas de Jesús ha dedicado su vida a quienes viven al margen de la sociedad, feriantes, artistas circenses y, especialmente, mujeres transgénero del barrio de Ostia, en las afueras de Roma.
Desde una caravana que compartía con su compañera de comunidad, Anna Amelia Giacchetto, Sor Geneviève f ue una presencia constante entre los más excluidos.
No era una desconocida para el Papa Francisco. Por el contrario, el Pontífice la conocía bien y la llamaba con cariño “l’enfant terrible”, en alusión a su carácter fuerte y su espíritu rebelde.
Fue ella quien lo acercó, en más de una ocasión, a las personas trans, acompañándolas incluso a las audiencias de los miércoles en el Vaticano. También facilitó reuniones del Papa con defensores de derechos humanos.
Se conoces los posibles motivos del hematoma que presentaba en el rostro el papa Francisco.
/Foto: Getty Images
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Pero la historia de Sor Geneviève no solo está marcada por su labor pastoral, sino también por el dolor familiar. Es sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas desaparecidas en Argentina durante la dictadura militar.
En 2011, viajó a Buenos Aires para testificar en el juicio por delitos de lesa humanidad contra Alfredo Astiz, quien fue condenado por su rol en aquellos crímenes.
El vínculo con Francisco trascendía lo institucional, era una relación de cercanía genuina. El lunes, Geneviève se despidió de su amigo con lo único que tenía, una oración silenciosa, su presencia y el recuerdo de una lucha compartida.
En una ceremonia cargada de solemnidad, su gesto fue un recordatorio del tipo de Iglesia que Francisco soñó, cercana, humilde y profundamente humana. Ella fue la única mujer que lo vio por última vez, no por privilegio, sino por amor
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