Un día después de confirmarse la implosión del sumergible Titán y el fallecimiento de sus cinco ocupantes, las labores de recuperación de los restos del aparato continuaron este viernes, en un intento por dar respuesta a las incógnitas sobre la tragedia.
A través de un comunicado, la empresa Pelagic Research Services, dueña del vehículo dirigido por control remoto (ROV) que encontró ayer los restos, confirmó que hoy se ha llevado a cabo una nueva inmersión.
"La misión es continuar con el mapeo y la documentación del área y ayudar en cualquier recuperación directa de escombros", apuntó.
A este mensaje se sumó uno reciente dado a conocer por los compañeros de misión y familiares de uno de los tripulantes; lo compartió a través de sus redes sociales.
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En él hablaba de la dificultad que habría en la misión. Según mencionó, creía que sería la única de 2023. Además, explicó qué actividades que se desarrollarían en la travesía; planes que lamentablemente no se dieron pues la comunicación con el sumergible a tan solo dos horas de que entrara a la profundidad del Atlántico.
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“Se acaba de abrir una ventana meteorológica y vamos a intentar bucear mañana. Comenzamos a navegar desde St. Johns, Terranova, Canadá, ayer y planeamos comenzar las operaciones de buceo alrededor de las 4 a. m. de mañana por la mañana”, escribió Hamish Harding, tripulante y empresario residente de Dubai, Emiratos Árabes Unidos.
Vale la pena mencionar que tras la tragedia, la Guardia Costera de EE.UU. anunció que se habían encontrado unos "escombros" cerca de la zona donde se hallan los restos del Titanic. Posteriormente confirmó que los restos correspondían a la parte externa del sumergible Titán, desparecido desde el domingo con cinco personas a bordo.
En el aparato viajaban Hamish Harding; el millonario empresario paquistaní Shahzada Dawood con su hijo Suleman, estudiante de 19 años; el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de la firma OceanGate, Stockton Rush.
Según los pocos datos que ofreció Mauger, unas horas después del hallazgo, los expertos determinaron que los restos "son consistentes con una implosión catastrófica", es decir, una rotura y hundimiento provocados por la mayor presión del exterior.
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La misión de bajar a ver los restos del barco, hundido en 1912 tras colisionar con un iceberg, tenía que haber durado diez horas. La empresa OceanGate Expeditions era la dueña y operadora del sumergible, empleado para llevar a cabo expediciones en aguas profundas.
En su página web, la compañía ofrece viajes de ocho días y siete noches para visitar los restos del Titanic, que se encuentran a unos 3.800 metros de profundidad, por un precio aproximado de 250.000 dólares.
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