
La mañana del lunes 21 de abril de 2025 amaneció con una noticia que conmovió al mundo entero, el papa Francisco falleció a las 7:35 a.m. (hora de Roma) en su residencia de la Casa Santa Marta, en el Vaticano.
Tenía 88 años y su partida deja un vacío profundo tanto en la Iglesia católica como en millones de fieles que lo vieron como un símbolo de esperanza, inclusión y compasión.
Lo que pocos imaginaban era que, apenas unas horas antes de su muerte, el sumo pontífice haría su última aparición pública durante la misa del Domingo de Resurrección, celebrada el 20 de abril.
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Aunque su estado de salud era frágil tras una reciente hospitalización por una neumonía bilateral, Francisco se asomó al balcón del Palacio Apostólico del Vaticano para impartir la bendición "Urbi et Orbi", dirigida “a la ciudad y al mundo”.
En silla de ruedas y sin las cánulas de oxígeno que lo habían acompañado en los últimos días, El sumo pontífice cuyo nombre original es Jorge Mario Bergoglio ofreció un mensaje cargado de significado.

Frente a unos 35.000 fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, habló con voz serena pero firme sobre la urgencia de alcanzar la paz mundial. Hizo un fuerte llamado a la defensa de la libertad religiosa, de pensamiento y de expresión, afirmando que sin ellas no puede haber paz duradera.
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El papa también alzó su voz en contra de la carrera armamentista y exhortó a los líderes políticos a actuar con valentía y humanidad. “Estas son las verdaderas armas de la paz: las que construyen el futuro, en lugar de sembrar muerte” , declaró con énfasis.
En su mensaje pascual también pidió el fin del conflicto en Gaza, solicitando un alto al fuego, la liberación de rehenes y ayuda urgente para los más necesitados.
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La atmósfera en la plaza era solemne. Muchos sabían que podría tratarse de una despedida. Las palabras del pontífice fueron escuchadas en silencio reverente, y su bendición final fue recibida con lágrimas y oración.
Su alusión al Buen Samaritano, como modelo de amor sin fronteras, resumió el espíritu de todo su papado.
Esta fue la última aparición pública del Papa Francisco. Su último gesto de amor a la Iglesia fue la bendición Urbi et Orbi con la que los católicos celebramos la Resurrección en Pascua. Escuchemos sus palabras y recemos por el eterno descanso de nuestro pastor. pic.twitter.com/06Kl5HS7Lm
— EWTN Vaticano (@EWTNVaticano) April 21, 2025
Aunque no pudo participar activamente en muchas celebraciones de Semana Santa debido a su salud, Francisco mantuvo viva su tradición de visitar a los más vulnerables.
Días antes, estuvo en la cárcel de Regina Coeli, donde solía lavar los pies de los reclusos, una costumbre que reflejaba su compromiso con los marginados desde el inicio de su papado en 2013. Su despedida fue, sin duda, un testimonio de fe y entrega hasta el último aliento.