
La vida de Jenny Paola Ramírez dio un desgarrador giro el 24 de octubre de 2024 cuando Darwin Beltrán, su pareja sentimental y papá de sus hijos, acabó con la vida de los dos pequeñitos de cuatro y siete años, dentro de la casa en la que vivían en el barrio Las Ferias, localidad de Engativá, en Bogotá.
Los hechos se desataron luego de una discusión entre Jenny y Darwin en la que el sujeto le pidió a la mamá de los niños marcharse del lugar ya que estaba muy alterado y, supuestamente, no quería hacerle daño; sin embargo, la mujer desconocía las verdaderas intenciones del hombre quien, una vez solo, actuó contra sus propios hijos.
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En un acto completamente frío y alejado del amor de padre Darwin apagó la vida de sus dos hijitos y los expuso por la ventana para mostrarle a sus vecinos y a su pareja sentimental lo que había hecho.
Ahora, casi ocho meses después, la mamá de los niños tuvo que enfrentar un nuevo dolor al tener que verse frente a frente con el sujeto que acabó con la vida de sus hijitos.

Mamá de hermanitos fallecidos en Las Ferias tuvo que verse con Darwin Beltrán
La situación se dio el 9 de mayo en medio de una audiencia a la que Jenny Paola Ramírez tuvo que asistir para escuchar con indignación los descarados argumentos del sujeto quien se declaró inocente de acabar con la vida de sus propios hijos y aseguró no recordar lo ocurrido.
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Pues se dice que la defensa de Beltrán busca que sea declarado inimputable bajo una estrategia de dilación que evitaría que la cárcel y que pague una condena por acabar con la vida de los dos niños.
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Y en medio de la audiencia, que se desarrolló de manera virtual, la mujer tuvo que verse 'cara a cara' con el agresor de sus niños ya que en la misma conexión estuvieron todos con cámaras prendidas.
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Darwin se mostró tranquilo todo el tiempo mientras aseguraba que había actuado bajo un estado de inconciencia en el que, supuestamente, aún no sabe qué fue lo que pasó no qué fue lo que le hizo a sus hijos.
En las imágenes de esa audiencia, publicadas por el podcast Más Allá del Silencio, se observa cómo Darwin se fija en el recuadro en el que aparece la imagen de la mamá de los niños y, en una actitud más cruda se peina y se 'acicala' ante la cámara que refleja su rostro hacia Jenny Paola.
“Fue algo doloroso, triste, ver a Beltrán o escucharlo para mí es como revivir ese momento; devolverme a ese día”, dijo la mujer en medio de la impotencia, el dolor y la indignación contra el papá de los niños.
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Este encuentro, en el que tuvo que soportar un largo tiempo viendo la cara de Beltrán en la pantalla peinándose y arreglándose el uniforme de recluso, como si se tratara de una reunión de trabajo, abrió aún más la herida que lleva la mujer que, además de perder a sus hijos, vive con la angustia de pensar que el agresor pueda quedar en libertad al ser declarado inimputable.
Por lo pronto la defensa de las víctimas se prepara para entregar pruebas y argumentos que contradigan la teoría de que Darwin Beltrán es una persona enferma y que, por el contrario, se logre una condena ejemplar por los hechos cometidos contra sus propios hijitos.