
En medio de las alertas sanitarias por el reciente brote en varios municipios de Colombia, muchos se siguen preguntando cómo se transmite la fiebre amarilla y qué tan expuestos estamos. Aquí te lo contamos sin rodeos.
La fiebre amarilla es una enfermedad viral aguda que se transmite por la picadura de mosquitos infectados, en especial de los géneros Aedes aegypti y Haemagogus.
No se transmite de persona a persona como un resfriado ni se pega por compartir cubiertos, agua o toallas. El enemigo está en el aire… y tiene alas.
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El contagio ocurre cuando un mosquito pica a una persona o a un mono que ya está infectado con el virus y luego pica a otra persona sana. Así de sencillo y peligroso. Este ciclo se puede dar tanto en zonas urbanas como rurales, aunque los brotes más recientes han sido en zonas selváticas y turísticas.
El Ministerio de Salud ha identificado varios municipios en alerta por fiebre amarilla, sobre todo durante la temporada de Semana Santa, cuando miles de colombianos se movilizan a sitios turísticos en medio del calor y la vegetación. Departamentos como Tolima y Cundinamarca ya declararon emergencia sanitaria y han reforzado las medidas de prevención.
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La fiebre amarilla tiene presencia en regiones tropicales de Sudamérica y África, y en Colombia afecta especialmente a quienes viajan a zonas con alta presencia de mosquitos, como selvas, ríos y áreas poco urbanizadas. Por eso, si estás planeando vacaciones, mejor revisa si tu destino está dentro de los lugares de riesgo.

La buena noticia es que existe una vacuna segura y efectiva. El Ministerio de Salud recordó que una sola dosis es suficiente para protegerte de por vida, con una efectividad del 95% dos semanas después de aplicártela. Es completamente gratuita y está disponible en los centros de salud públicos.
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¿Y si ya me piqué?
Si estuviste en una zona de riesgo y días después comienzas con fiebre, dolor muscular, dolor de cabeza o cansancio extremo, no lo tomes a la ligera. La enfermedad puede avanzar rápidamente y presentar complicaciones. Los casos graves pueden derivar en afectación hepática, sangrado o incluso la muerte.
Por eso, lo mejor es no confiarse: si no estás vacunado y tienes previsto viajar, hazlo con tiempo. La fiebre amarilla no da espera, y aunque los síntomas pueden confundirse con otras enfermedades, el contagio está a solo una picadura.
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