Las consecuencias de la pólvora incluye daños cerebrales irreparables

Con la llegada de la alborada, el tradicional espectáculo de pólvora se convierte en una amenaza latente, especialmente para los sectores más vulnerables de la población.

Este acto festivo, que debería ser símbolo de celebració n, es también el origen de tragedias que marcan vidas para siempre.

En Antioquia, las estadísticas son alarmantes: 431 personas han resultado afectadas en los últimos cuatro años debido al uso irresponsable de la pólvora. Las lesiones van más allá de quemaduras superficiales.

Algunas de las víctimas han sufrido amputaciones , pérdida de la visión, e incluso daño cerebral, un tipo de secuela que no solo transforma a la persona afectada, sino también a su entorno familiar y social.

El riesgo es especialmente alto durante la temporada navideña, cuando el uso de pirotecnia se dispara. Las autoridades hacen un llamado a la conciencia ciudadana para prevenir estas tragedias, recordando que la pólvora no es un juego y que los niños suelen ser las principales víctimas de su manipulación.

Para quienes disfrutan de estas celebraciones, es fundamental buscar alternativas seguras que no pongan en peligro la vida ni la salud de nadie. Este diciembre, la invitación es a priorizar la seguridad y evitar que la alegría de las fiestas termine en tragedia.

La prevención comienza con la información y la responsabilidad. Está en nuestras manos cambiar esta historia de dolor y convertir las festividades en un espacio de disfrute seguro para todos.

Recomendaciones para el uso de la Pólvora

En la temporada navideña, el uso de pirotecnia tiende a dispararse. Las autoridades, conscientes de esta problemática, insisten en la importancia de evitar que estas festividades se conviertan en tragedias.

Campañas de sensibilización y estrictas medidas de control buscan reducir el uso de pólvora, pero la clave está en la responsabilidad individual y colectiva.

La invitación es clara: optar por celebraciones seguras que no comprometan la vida ni la salud de las personas. La diversión no debería tener como precio las secuelas físicas y emocionales que la pólvora puede dejar.

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