En diciembre no hay casa colombiana donde no se hable de natilla y buñuelos, pero también es el mes en el que más personas buscan el famoso truco para que los buñuelos no salgan con esas protuberancias que arruinan la forma perfecta. Y sí, aunque muchos creen que depende únicamente de la marca de harina, en realidad hay un paso clave que transforma cualquier mezcla en buñuelos redonditos y parejos.
La técnica más efectiva, y que hoy se ha vuelto tendencia para estas fechas, es controlar la temperatura del aceite y la hidratación exacta de la masa. Suena simple, pero es la diferencia entre un buñuelo liso y uno lleno de burbujas. La mayoría de errores aparecen cuando el aceite está demasiado caliente o cuando la mezcla queda muy espesa. Esto hace que la superficie se quiebre, salgan burbujas o esas punticas duras que nadie quiere ver.
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Truco para que los buñuelos queden perfectos
El truco que recomiendan cocineros y amas de casa expertas es uno solo: preparar una masa suave, ligeramente húmeda y dejarla reposar entre 5 y 10 minutos antes de freír. Ese pequeño descanso permite que los ingredientes se integren bien, que el queso suelte su humedad natural y que la mezcla tome aire de manera uniforme. Después de eso, la superficie se estabiliza y, al tomar contacto con el aceite, se infla de forma pareja.
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A esto se suma otro paso que marca la diferencia: calentar el aceite a temperatura media, no alta. ¿La prueba casera? Introducir una bolita minúscula de masa: si se hunde y sube lentamente, está listo. Si sube disparada, está demasiado caliente; y si ni se mueve, está muy frío. Ese punto medio es el que hace que el buñuelo crezca sin abrirse ni formar cratercitos.
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Para quienes han tenido problemas con protuberancias, aquí va un consejo extra: no manipular de más la masa. A veces, al intentar dejarla demasiado lisa, se compacta en exceso y se reduce el aire interno. Ese detalle también provoca que al entrar al aceite la superficie se abra o forme picos. Basta con mezclar hasta integrar, nada más.
Otro error muy común es usar aceite escaso o una olla muy plana. Los buñuelos necesitan espacio para flotar y girar solos, porque ese movimiento natural ayuda a que se doren parejo y se mantenga la forma redonda. Cuando el aceite no cubre completamente la masa o el recipiente es muy bajo, el buñuelo choca contra las paredes, se rompe y aparecen las imperfecciones.
Además, algo poco mencionado, pero que funciona, es usar queso fresco bien rallado. Los grumos grandes producen burbujas de aire que estallan durante la fritura, lo que se traduce en esas protuberancias que uno quiere evitar a toda costa. Entre más fino quede el rallado y mejor se mezcle con la masa, más uniforme será el resultado.
Y aunque cada familia tiene su versión del buñuelo perfecto, esta combinación, masa suave, descanso, aceite a temperatura media y una olla profunda, es el truco que más se ha viralizado en redes porque realmente funciona. Lo mejor es que no requiere ingredientes raros ni utensilios especiales, solo paciencia y un buen ojo para el aceite.