Después de su salida del reciente proyecto televisivo en el que participó, Lady Tabares ha mantenido una presencia activa en redes sociales, donde suele compartir aspectos de su vida cotidiana, sus nuevos proyectos y recuerdos personales.
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Uno de esos recuerdos fue publicado esta semana: la actriz regresó al lugar en Medellín donde se extravió cuando tenía apenas cuatro años. El incidente ocurrió en el centro de la ciudad, en las calles que fueron testigos de sus primeros pasos.
Conocida por su papel en la película La vendedora de rosas, Lady compartió en sus historias de Instagram un video grabado en la glorieta de San Diego, específicamente en la avenida 33 con la carrera 43A.
Mientras mostraba el lugar, relató cómo esas calles la acompañaron en sus noches más difíciles, cuando, siendo niña, vendía rosas y pedía ayuda para sobrevivir. En ese mismo video recordó claramente el momento en que se perdió.
“Justo en estas calles, donde ya no está la caseta de Postobón y antes había una de Mimos, fue por aquí que me perdí a los 4 años”, narró emocionada. En el video, que fue grabado la noche del 15 de julio de 2025, también hizo un acercamiento al barrio Niquitao, el sector donde nació y creció, ubicado muy cerca del lugar del incidente.
“Estas calles conocieron mis primeros pasos, me cuidaron en noches largas de hambre, sueño y necesidad”, expresó Lady, conmoviendo a muchos de sus seguidores.
La publicación despertó una ola de reacciones en redes sociales. Comentarios como “¡Qué historia tan dura!”, “Eres una mujer valiente, que Dios te proteja” o “Pensar que mi hijo tiene esa misma edad y te pasó eso, me rompe el alma” reflejan la empatía y admiración de sus seguidores. Incluso algunos destacaron que ella merecía ganar el reality en el que participó.
Otros mensajes resaltaron la fortaleza de su testimonio y el ejemplo que representa para quienes enfrentan situaciones difíciles. Lady Tabares vivió en la calle desde muy pequeña, enfrentando el abandono, la pobreza y la necesidad. Tras un paso por un hogar de acogida, volvió a vivir en condiciones precarias.
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Su destino dio un giro a los 13 años, cuando el director Víctor Gaviria la eligió para protagonizar La vendedora de rosas (1998), película que reflejaba su propia vida. La cinta fue reconocida internacionalmente, exhibida en Cannes y galardonada en festivales como Viña del Mar y Bratislava.
A pesar de la fama, su vida volvió a verse marcada por el dolor. Enfrentó la pérdida de su pareja y en 2008 fue condenada por su implicación en un homicidio, recibiendo una pena de 26 años. Durante su reclusión en El Pedregal, vivió un embarazo y fue víctima de maltrato y discriminación.
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