El debate sobre el costo del transporte público en Bogotá volvió a encenderse luego de que, dentro del Proyecto de Presupuesto para 2026, se planteara un posible incremento en la tarifa de TransMilenio y el SITP.
Según la propuesta inicial, el pasaje podría pasar de los actuales $3.200 vigentes desde enero de 2025 a $3.450 en 2026. Esto representaría un aumento del 7,8 %, una cifra que ya generó críticas entre distintos sectores de la ciudad.
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¿Por qué se habla de un aumento?
La administración distrital explica que este ajuste estaría sustentado en el crecimiento de los costos operativos del sistema, el incremento en los precios de los combustibles y las obligaciones salariales que afectan directamente a los operadores.
Mantener la operación de buses troncales y zonales es cada vez más costoso y el Distrito busca que la tarifa acompañe esos incrementos para no profundizar el déficit financiero que viene arrastrando el sistema desde hace varios años.
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Según voceros de TransMilenio, este ajuste sería necesario para conservar la estabilidad del servicio y garantizar que pueda seguir operando sin afectar la frecuencia ni la cobertura. Sin embargo, para muchos ciudadanos esto no es suficiente argumento, pues consideran que el servicio aún presenta fallas que afectan la experiencia de los usuarios.
La sola posibilidad de un incremento en la tarifa genera rechazo, especialmente entre las personas de los estratos 1, 2 y 3, quienes dependen diariamente del sistema para estudiar o trabajar. Para ellos, el transporte representa uno de los gastos fijos más importantes del mes, y cualquier incremento puede significar un ajuste en su ya apretado presupuesto.
Adicional a esto, también se destaca que la ciudad debería enfocarse en mejorar la calidad del servicio, reducir las aglomeraciones y garantizar la seguridad dentro de estaciones y buses.
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¿Cuánto terminaría pagando un usuario?
Con una tarifa de $3.450, una persona que tome dos buses diarios (ida y regreso) tendría un gasto de $6.900 por día. Si usa el sistema seis días a la semana, el total semanal rondaría los $41.400. Al mes, este costo podría llegar a cerca de $165.600 solo en pasajes, una cifra elevada que es uno de los principales argumentos de quienes se oponen al incremento.
Para familias con varios integrantes que dependen del sistema, el impacto sería aún mayor. Además, sectores estudiantiles y trabajadores informales han manifestado que el aumento podría reducir su capacidad de ahorro o incluso limitar su movilidad en días donde se requieran varios desplazamientos.
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Aunque el aumento aún no está aprobado. La propuesta está siendo revisada en el Concejo de Bogotá, que deberá definir si la tarifa subirá, en cuánto y desde cuándo. Mientras tanto, continúan las discusiones sobre cómo equilibrar las finanzas del sistema sin afectar aún más a los ciudadanos.
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