
Encuentran irregularidad en colegio de Valeria Afanador; justo en la cerca
La Fiscalía y Medicina Legal investigan la muerte de Valeria Afanador, mientras la Gobernación revisa si el colegio cumplió con los protocolos de seguridad.

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El caso de Valeria Afanador, la niña de 10 años desaparecida en su colegio en Cajicá y hallada sin vida 18 días después en el río Frío, sigue generando dudas sobre lo que ocurrirá con el Gimnasio Campestre Los Laureles. La institución educativa, donde la pequeña fue vista por última vez el pasado 12 de agosto, está bajo la lupa de las autoridades departamentales y nacionales.
El 29 de agosto, un campesino encontró el cuerpo de Valeria en el afluente, a tan solo 300 metros del colegio. Desde ese momento, la Gobernación de Cundinamarca activó un proceso administrativo para determinar si el plantel cumplió con los protocolos de seguridad exigidos por la ley y si aplicó de forma correcta su plan de gestión del riesgo.
Fue el propio gobernador, Jorge Emilio Rey, quien confirmó que se abrió una investigación formal contra el colegio. En entrevista con Alerta Bogotá explicó que de comprobarse irregularidades, las sanciones podrían llegar hasta el cierre del establecimiento. “Es un proceso que, de comprobarse ineficiencias o fallas en la aplicación del plan de gestión del riesgo de la institución educativa, las decisiones pueden llegar hasta decretar el cierre del establecimiento”, puntualizó.
Actualmente existen dos investigaciones abiertas en paralelo. Por un lado, la Fiscalía y Medicina Legal buscan esclarecer la causa de la muerte de Valeria y establecer si existió la intervención de terceros. Por el otro, la Gobernación adelanta el proceso administrativo para definir si el colegio falló en sus protocolos de seguridad.
El gobernador Rey aclaró que la suerte del colegio dependerá en gran medida de los hallazgos de la primera investigación: “La suerte de la investigación principal determinará la suerte de esta investigación accesoria”, aseguró.
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Tras el hallazgo, el Gimnasio Campestre Los Laureles emitió dos comunicados. En el primero calificó lo ocurrido como “el momento más doloroso” de su historia y envió un mensaje de solidaridad a la familia. En el segundo, defendió que siempre ha contado con protocolos de seguridad y que desde el inicio de la desaparición puso toda la información a disposición de las autoridades.
El colegio añadió que no descansará hasta que se esclarezca el caso y reiteró su compromiso con los más de 300 estudiantes y familias que conforman su comunidad educativa.
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Para el abogado de la familia Afanador, Julián Quintana, el colegio tiene responsabilidad en la desaparición de la niña. En declaraciones públicas señaló que una tercera persona pudo haber intervenido y que la institución no garantizó la seguridad debida. “El hallazgo sin vida no descarta lo que hemos denunciado desde los primeros días: la responsabilidad del colegio y que una tercera persona la haya sustraído del plantel o por lo menos le haya indicado cómo salir”, aseguró.
El hallazgo del cuerpo el 29 de agosto sorprendió a todos porque la zona ya había sido inspeccionada en varias ocasiones. El capitán de Bomberos de Cundinamarca indicó que al menos 20 veces se había rastreado el sitio con drones, buzos y perros especializados. “Todo lo humanamente posible, no se escatimó”, afirmó.
A pesar de los operativos, fue un campesino quien finalmente encontró el cuerpo, lo que generó más preguntas sobre cómo apareció en un área que ya había sido revisada.
Veinticuatro horas después de que Medicina Legal reveló el resultado de la necropsia de la menor Valeria Afanador, el capitán de Bomberos de Cundinamarca, Álvaro Farfán, dio a EL TIEMPO dos revelaciones clave sobre el colegio Gimnasio Campestre Los Laureles.
La primera tiene que ver con la falta de un documento técnico indispensable: la institución no contaba con la certificación de bomberos, un requisito que evalúa señalización, planes de emergencia, salidas y extintores. Según Farfán, esta ausencia abre la puerta a que se determinen responsables.
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El segundo dato está relacionado con una supuesta orden de reparaciones en la cerca viva que rodea el colegio, precisamente en el perímetro donde se habría dado la desaparición de Valeria. Esa situación, sumada a la falta de certificación, genera más dudas sobre el cumplimiento de los protocolos de seguridad.
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“Yo realmente me acabo de dar cuenta de eso porque es que soy el jefe del departamento de Cundinamarca, no de Cajicá”, explicó Farfán, señalando que será la Fiscalía la encargada de establecer si esta irregularidad tuvo incidencia en el caso.
El capitán recalcó que, aunque no tienen autoridad para sellar la institución, el hecho de que no existiera un certificado técnico es una irregularidad que no puede pasarse por alto y que ahora hace parte de los elementos que revisan las autoridades competentes.
¿Qué pasará con el colegio de Valeria Afanador?