
Revelan heridas halladas en el cuerpito de Valeria Afanador; cuando aún estaba viva
El abogado de la familia de Valeria Afanador reveló que Medicina Legal encontró dos heridas en su cuerpo antes de morir, claves en la investigación.

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El caso de Valeria Afanador, la niña de 10 años desaparecida durante más de dos semanas en Cajicá y hallada sin vida en el río Frío el 29 de agosto de 2025, sigue generando revelaciones que alimentan las dudas sobre lo ocurrido. Ahora, el abogado de la familia, Julián Quintana, entregó nuevos detalles sobre dos lesiones que Medicina Legal encontró en su cuerpo.
Según explicó el jurista, en el informe entregado a los padres se habla de dos escoriaciones, es decir, raspaduras superficiales, que estaban localizadas en la mano izquierda y que fueron provocadas antes de que la menor falleciera. Aunque no se consideran mortales, para la familia son determinantes porque Valeria no las tenía antes de su desaparición.
El dictamen preliminar del Instituto Nacional de Medicina Legal había establecido que la causa de muerte fue ahogamiento o sumersión en medio líquido, al encontrar agua y lodo en vías respiratorias y estómago, además de cambios cadavéricos propios de la inmersión. Sin embargo, en el documento también se incluyeron lesiones superficiales que no habían salido a la luz hasta ahora.
En el informe se detalla que la menor presentaba una escoriación de 1.5 x 1 centímetros en el dorso de los huesos metacarpianos cuarto y quinto de la mano izquierda. A su vez, se registró otra de 1 x 1 centímetro en la parte palmar de la falange distal del quinto dedo de la misma mano. El reporte agrega que los pliegues cutáneos de esa zona estaban borrados por el proceso de descomposición.
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El análisis también registró dos hematomas de 1 x 1 centímetro en la zona del tórax, específicamente en el músculo intercostal lateral. Allí no se encontraron fracturas ni deformidades costales, lo que indica que fueron lesiones menores, pero significativas dentro de la investigación.
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Julián Quintana, quien representa a los padres de Valeria, subrayó que estas heridas son relevantes porque muestran que algo ocurrió antes del fallecimiento. “Son lesiones que no tenía la niña y se produjeron antes de que muriera. No son mortales, pero son importantes para entender qué pasó”, señaló en declaraciones a Noticias Caracol.
Para la familia, estas marcas abren la puerta a la posibilidad de que alguien haya intervenido en lo ocurrido, ya sea al momento de salir del colegio o en los minutos previos a su muerte. El padre de la niña, Manuel Afanador, insistió en que su hija no salió sola y pidió a las autoridades seguir profundizando en esa línea.
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El reporte de Medicina Legal aclaró que no había signos de violencia grave ni en la ropa de la menor ni en su cuerpo. No se encontraron desgarros, cortes ni marcas de presión en cuello o espalda. También se descartaron señales de abuso. Aun así, el dictamen oficial concluyó que la muerte fue “violenta por determinar”, dejando claro que la investigación no se ha cerrado.
Los forenses también señalaron que los fenómenos cadavéricos son compatibles con el rango de tiempo entre la desaparición (12 de agosto) y el hallazgo (29 de agosto), lo que confirma que la menor murió dentro de ese periodo. Según Quintana, la ventana de tiempo no es exacta y podrían haber pasado días entre la desaparición y el momento en que cayó al agua.
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Mientras tanto, los investigadores continúan revisando cámaras de seguridad y testimonios para esclarecer cómo Valeria salió del colegio, cómo llegó al río y qué pudo haber ocurrido en esas horas cruciales. Para la familia, las heridas superficiales encontradas en el cuerpo de la menor se convierten en un elemento clave para exigir claridad en un caso que aún deja muchas preguntas sin respuesta.