Su muerte ha generado un amplio debate y discusión en el país, no solo sobre los
La noticia de su deceso fue confirmada por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), que anunció que Garavito fue trasladado hacia las 11:00 a.m. desde la prisión La Tramacúa, donde cumplía su condena por los espeluznantes delitos contra más de 200 niños.
El jueves 12 de octubre, Garavito experimentó un grave deterioro en su salud, lo que llevó a su traslado urgente a la clínica. Los médicos, sin embargo, no pudieron evitar su deceso y confirmaron que Luis Alfredo Garavito murió a las 1:20 p.m. en el centro médico.
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La noticia de su muerte generó una variedad de reacciones en Colombia, y las autoridades de inmediato ordenaron una autopsia para determinar las causas exactas de su deceso.
¿De qué murió Garavito?
El resultado de la autopsia, divulgado unos días después, reveló que
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De acuerdo con informes no oficiales, el 'Monstruo de Genova' había estado experimentando un progresivo deterioro de su salud en los meses previos a su muerte. La negativa del criminal a recibir atención médica y a relacionarse con otros reclusos podría haber acelerado este proceso. Además, se mencionan episodios de depresión, que habrían sido resultado de su larga condena y el temor constante de represalias debido al odio social que sus terribles crímenes habían generado.
El cuerpo de Luis Alfredo Garavito continúa en las instalaciones del Instituto de Medicina Legal de Valledupar, ya que, hasta la fecha, ningún familiar ha acudido a reclamarlo. Su muerte marca el fin de una de las páginas más oscuras y trágicas en la historia de Colombia.
Cabe recordar que Garavito fue arrestado el 22 de abril de 1999 en Villavicencio mientras intentaba violar a un niño vendedor. A raíz de su captura, salieron a la luz decenas de crímenes atroces cometidos por este individuo, que fue bautizado como 'La bestia', un apodo que no llegó a ser tan macabro como sus actos.
El modus operandi de Garavito involucraba el disfraz y la representación de diversas profesiones, lo que le permitía engañar a sus jóvenes víctimas. Se hacía pasar por sacerdote, anciano, vendedor ambulante, habitante de la calle y otros personajes para secuestrar a menores, generalmente con edades entre los ocho y los 16 años, en al menos once departamentos de Colombia.
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La muerte de Luis Alfredo Garavito plantea una serie de preguntas sobre la manera en que la sociedad y el sistema de justicia penal abordan a los criminales de este calibre. Su legado de horror, así como su trágico final, continuarán siendo objeto de discusión y reflexión en Colombia.