
El caso dejó helados a los chilenos: Benjamín Bordillo Catrimán, un joven de 25 años, está en el centro de una historia macabra que parece salida de una pesadilla. En una vivienda de la comuna de Pudahuel, se habrían cometido actos imposibles de imaginar, y ahora el dueño del lugar donde todo ocurrió decidió hablar.
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Aunque el inmueble le pertenecía, este hombre –cuya identidad se mantiene en reserva– terminó desplazado a una habitación del fondo. De ahí en adelante, la casa fue tomada por Bordillo. Según cuenta, vivía con miedo. No solo por el ambiente tenso, sino porque en cualquier momento sentía que su vida podía correr peligro.
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"Yo nunca supe nada. Yo nunca supe. Si yo hubiese sabido algo, hubiese escuchado algo. Yo tenía que salir. Llegaban pistolas, llegaban armas. Peligraba mi vida. Tráfico de todo", contó el hombre, aún en estado de shock por todo lo que se ha revelado en los medios.
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Las autoridades aseguran que Bordillo impuso control total en el sector. Intimidaba, infundía terror, y poco a poco se volvió una figura de dominio, tanto dentro de la casa como en el vecindario. Quienes lo conocieron en esa etapa afirman que era mejor no meterse con él.
El dueño de la casa asegura que temía por su vida y nunca sospechó
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El horror salió a la luz cuando se descubrió lo que ocurrió con Bernarda Morales, de 45 años, y su pareja Arturo. Según las investigaciones, ambos fueron asesinados en esa vivienda, luego desmembrados, y enterrados en un terreno desolado ubicado en la zona de Claudio Arrau con Isla Portezuelo. Lo más escalofriante: todo apunta a que hubo actos de canibalismo.
La hija de Bernarda, Catherine Saelzer, recibió una llamada que reveló todo. Uno de los implicados no aguantó más y decidió hablar.
"El Benja los tenía ahí, los tenía secuestrados y les pegaba. Después se le pasó por la mente. Al Arturo lo degolló entero… A ella también, todo lo mismo. Están los dos enterrados ahí", dijo Catherine, repitiendo las palabras que le confesaron.
Dos meses pasaron hasta que hallaron los cuerpos. El 9 de noviembre, capturaron a Bordillo junto a otros tres implicados. Durante el proceso, los vecinos no dejaron de aportar detalles.
Una mujer que vive cerca del lugar reveló algo que dejó a todos sin palabras: "Hizo dos asados. Uno era un pedazo de torso, y el otro no lo alcancé a ver, pero era carne de una persona".
La fiscal a cargo del caso, Bárbara Ramírez, confirmó que los cuerpos fueron cortados con un serrucho. Además, señaló que faltan partes, lo que coincide con lo que había dicho la hija de Bernarda. La escena es digna de una película de horror, pero esto ocurrió de verdad, en plena ciudad.
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El Ministerio Público solicitó cadena perpetua para Bordillo y otros dos acusados. La familia exige justicia. "No la pude velar, verle la cara. Que se haga justicia por mi mamá", clamó la hija.