El uso generalizado de mascarillas entre la población puede ayudar a frenar la pandemia y reducir el número total de infecciones y muertes por COVID-19, según un estudio que subraya que incluso las de tela , cuyo efecto protector es limitado, son eficaces si su despliegue es universal .
La investigación, publicada en la revista científica Nature Communications , ha sido coordinada por Colin Worby, del Instituto Broad del MIT y la Universidad de Harvard (Cambridge, Massachusetts) y por Hsiao-Han Chang, de la Universidad Nacional Tsing Hua de Taiwan (China).
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Los científicos recurrieron a modelos matemáticos para examinar el impacto del uso de la mascarilla y su distribución entre la población general durante un brote de coronavirus.
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Para ello, simularon brotes en los que el suministro y la eficacia de las mascarillas desechables variaban y observaron el número de contagios y muertes resultante.
De esta manera comprobaron que el número total de muertes e infecciones disminuía a medida que aumentaban la disponibilidad y la eficacia de las mascarillas .
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Durante el estudio, los autores plantearon cuatro escenarios de suministro de mascarillas desechables : distribución aleatoria, distribución prioritaria a los ancianos, distribución a ancianos y casos detectados, y distribución solo a los casos detectados.
En todos sus modelos, se asumió que los trabajadores de la salud y el personal clave tendrían una protección adecuada.
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Los autores descubrieron que dar prioridad a los ancianos y conservar un suministro de mascarillas quirúrgicas para los casos infecciosos identificados era más eficaz y reducía los contagios mucho más que con la distribución aleatoria.
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Además, al evaluar el uso de mascarillas de tela reutilizables , los autores vieron que la reducción de muertes era comparable a la lograda con la distribución selectiva de mascarillas desechables de calidad médica, incluso cuando los suministros de mascarillas quirúrgicas se limitaban al 10% de la población.
También descubrieron que cuando todo el mundo las llevaba puestas, las de tela podían dar lugar a una reducción del 3 al 5% de las muertes , y que la distribución selectiva adicional de mascarillas médicas a los ancianos y los sintomáticos podría duplicar este efecto .
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El estudio concluye que el uso de mascarillas faciales es "un componente importante de las medidas de salud pública" para limitar la actual propagación del SARS-CoV-2 , si bien, precisa que son necesarias nuevas investigaciones para obtener mejores estimaciones de la eficacia de las mascarillas entre el público durante la pandemia de COVID-19.
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