Las festividades decembrinas son una época para compartir y celebrar en familia, pero en muchos conjuntos residenciales, las reuniones sociales suelen generar tensiones por el ruido y las incomodidades que afectan a algunos vecinos.
Aunque el Código Nacional de Policía regula el comportamiento que altera la convivencia, las sanciones impuestas directamente por los administradores de propiedad horizontal carecen de respaldo legal, según aclara la Ley 675 de 2001.
Multas solo con autorización de la Asamblea o Consejo de Administración
De acuerdo con esta normativa, las sanciones a los residentes únicamente pueden ser impuestas por la Asamblea de Copropietarios o el Consejo de Administración, siempre que así lo contemple el reglamento interno del conjunto. Esto significa que los administradores no tienen facultad para imponer multas por sí mismos.
La abogada Estefany Rendón señala que cualquier sanción emitida de esta manera “Es ineficaz y vulnera el derecho fundamental al debido proceso”.
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Esta disposición es crucial durante las celebraciones de Navidad y fin de año, una temporada en la que las fiestas son comunes. Aunque estas actividades pueden ser molestas para algunos, las restricciones arbitrarias por parte de los administradores no están respaldadas jurídicamente.
La convivencia, más que una cuestión de sanciones , debe ser abordada con mecanismos de diálogo y acuerdos entre los vecinos.
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¿Qué dice el Código Nacional de Policía?
El Código Nacional de Policía establece multas severas para quienes alteren la paz o generen perturbaciones significativas en la convivencia, con sanciones que pueden alcanzar hasta 32 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Sin embargo, estas medidas deben ser aplicadas exclusivamente por las autoridades competentes y no por administradores de conjuntos residenciales.
Este marco legal busca equilibrar los derechos de quienes desean celebrar y de aquellos que prefieren tranquilidad. Las sanciones no autorizadas, lejos de resolver conflictos, solo incrementan las disputas y erosionan la convivencia.
Más allá de lo estipulado por la ley, el llamado principal es a que los residentes actúen con empatía y respeto durante estas festividades. La idea es que los administradores, en lugar de recurrir a sanciones sin sustento, fomenten el diálogo entre los vecinos para llegar a acuerdos que beneficien a todos.
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La temporada decembrina es una oportunidad para fortalecer los lazos comunitarios y construir un ambiente armónico donde las celebraciones sean motivo de alegría, no de conflicto. Con esta regulación, el enfoque está puesto en la colaboración y en garantizar que todos puedan disfrutar de la época más esperada del año.
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