En una reveladora y matutina conversación desde El Klub de La Kalle, el reconocido actor Camilo Amores, actualmente en la cúspide por su aclamado papel como Fabricio Romero, alias "Peluche," en la exitosa producción La Influencer de Caracol Televisión, abrió su corazón sobre los desafíos artísticos y los estrictos límites que rigen su prometedora carrera.
Aunque Amores demostró una pasión inquebrantable y una disposición total al sacrificio físico por el arte —llegando a afirmar que se "calvearía" o haría "lo que sea" si el reto lo merece—, confesó que existe un tipo de personaje sumamente oscuro que sencillamente no se atrevería a interpretar.
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La razón tras su negativa no es la falta de gusto por la villanía, sino el profundo riesgo emocional y psíquico que implica.
Amores, quien recientemente pasó por un proceso de profunda inmersión para encarnar a Peluche, un personaje clave en La Influencer que resalta los valores de la amistad y la lealtad, sorprendió al programa al señalar que ciertos temas son tabú.
El actor, que incluso gusta de interpretar a personajes malvados y se siente atraído por "entender la psiquis de los malos", trazó una línea infranqueable: "No aceptaría un papel que involucre ser un violador o que trate temas de maltrato a niños", confesó en El Klub.
La negativa de Amores a encarnar este tipo de personajes ultra-oscuros se basa en una profunda reflexión sobre la metodología actoral y la conexión inevitable que se genera con el rol.
Según explicó el artista en la entrevista, para él es fundamental no juzgar a los personajes, sino buscar entenderlos y meterse lo más profundamente posible en su piel, al punto de cuestionarse: "¿qué tal si yo Camilo fuera esto?".
Camilo Amores siente que, al tratarse de crímenes tan graves como las violaciones o el maltrato infantil, alcanzar ese nivel de comprensión sin juzgar sería una tarea casi imposible y potencialmente destructiva a nivel personal.
El riesgo de que el personaje empiece a "rayar" (afectar o perturbar) su propia psique es demasiado alto.
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Además del desafío interno que representaría, Amores mencionó una preocupación externa crucial: la incapacidad de gran parte del público de diferenciar la realidad de la ficción.
Señaló que ha conocido a colegas y amigos que han sido amenazados en la vida real debido a los personajes malvados que interpretaron en pantalla. Este contexto social, donde la línea entre el actor y el rol se difumina, añade una capa de riesgo real a la interpretación de villanos extremos.
Pese a esta limitación autoimpuesta, el compromiso de Camilo Amores con la actuación es absoluto. Él ve su profesión no solo como un medio para ganar dinero (aunque reconoce que el "billete" a veces influye), sino como una pasión y una oportunidad para el "reto" artístico.
Amores recordó los esfuerzos que implicó su actual papel de "Peluche", un personaje complejo que se caracteriza por su gran libertad al manejar su orientación sexual y por su marcada corporalidad y feminidad.
El reto fue justamente encontrar y prestar esa feminidad al personaje, un rasgo que no es solo físico, sino también de pensamiento, reconociendo que hombres y mujeres tienen procesos mentales e intereses distintos.
Para construir la voz y el físico de Peluche, incluso tomó como inspiración a un tipo específico de señora bogotana que habla con tono de queja, incluso cuando expresa alegría.
El actor reveló también su sueño frustrado de ser futbolista. Por ello, su papel soñado sería encarnar a algún jugador de fútbol en una serie biográfica.
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