El hábito de tomar duchas diarias es una práctica común en la rutina de muchas personas, siendo una parte crucial de la higiene personal para mantener una piel saludable y prevenir posibles complicaciones de salud. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda bañarse cada 3 días.
Según información proporcionada por 'Medical News Today', las duchas regulares no solo contribuyen a la limpieza del cuerpo, sino que también ofrecen beneficios para la salud, como la reducción de la hinchazón y el alivio de dolores musculares.
Riesgos por no bañarse con frecuencia
No obstante, aunque la mayoría sigue esta práctica, hay individuos que optan por no bañarse con la misma frecuencia. La patóloga LaFarra Young , en un artículo para el medio digital 'Betches', advierte sobre los riesgos asociados con prolongar el tiempo entre duchas.
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La médica señala que los adultos que pasan más de tres o cuatro días sin bañarse pueden desarrollar manchas de piel oscuras y escamosas, especialmente en áreas grasas, y aumentar la acumulación de bacterias , lo que podría desencadenar en infecciones.
¿Cuántas veces te debes bañar por semana?
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La Academia Estadounidense de Dermatología recomienda que las personas se bañen al menos entre 2 y 3 veces por semana para mantener un ambiente externo propicio para el sistema inmunológico, según la doctora Young.
El dermatólogo Javier Pedraz, en un artículo para el medio deportivo español 'Diario AS' , subraya que la falta de higiene corporal aumenta la probabilidad de infecciones, además de provocar el surgimiento de mal olor corporal en poco tiempo.
Por lo tanto, tanto bañarse con demasiada frecuencia como omitir las duchas pueden tener consecuencias negativas para la piel y la salud en general. Según un artículo revisado médicamente por la enfermera Carissa Stephens para 'Healthline' , el exceso de limpieza puede causar piel seca, picazón e incluso empeorar afecciones como acné, psoriasis, dermatitis y eccema.
Otras recomendaciones sobre el baño diario
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El dermatólogo Miguel Ángel Gorospe advierte sobre la importancia de adaptar la frecuencia de las duchas al tipo de piel y al entorno climático. Recomienda duchas cortas con agua templada y el uso de jabones suaves para evitar la resequedad, especialmente en climas fríos y secos que pueden agravar los problemas de la piel.
Finalmente, si por alguna razón es necesario omitir una ducha, los expertos sugieren limpiar las zonas propensas a la acumulación de bacterias y hongos, además de cambiar la ropa. Además, es esencial hidratarse adecuadamente después de las duchas para evitar la sequedad de la piel.
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