El Departamento de Educación de Estados Unidos encendió todas las alarmas con una decisión que viene sonando fuerte desde ya: varias carreras dejarán de clasificarse como “profesionales” a partir de julio de 2026. El anuncio, vinculado al proyecto “One Big Beautiful Bill”, impulsado por el presidente Donald Trump, ajusta quién puede acceder a préstamos educativos amplios y quién tendrá que conformarse con montos más limitados.
La movida cayó como un baldado de agua fría en sectores de salud, ingeniería, servicios públicos y educación, pues cambia por completo una regla que llevaba décadas funcionando. Hasta ahora, quienes cursaban programas avanzados podían cubrir casi la totalidad del costo con apoyo federal. Con la nueva estructura, ese beneficio quedará reservado solo para las carreras que entren en la categoría renovada.
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La lista sorprendió por lo amplia y por incluir áreas esenciales para el funcionamiento del país. Enfermería, fisioterapia, terapia ocupacional, higiene dental y audiología quedaron por fuera. También aparecen arquitectura, contabilidad, ingeniería, educación, trabajo social y hasta los MBA, que históricamente se consideraban pilares académicos del sector empresarial.
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Un dato que no ha pasado inadvertido: teología sí entró en el grupo de grados profesionales, mientras programas de salud extremadamente regulados quedaron excluidos, aun cuando requieren licencias y exámenes estrictos para ejercer.
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Gremios como la Asociación Americana de Enfermeras (ANA) y la Asociación Americana de Facultades de Enfermería (AACN) rechazaron la medida, asegurando que desconoce el nivel de exigencia y la formación necesaria en estas profesiones. Para muchos expertos, como Christopher Marsicano de Davidson College, el cambio podría empeorar la ya conocida escasez de personal sanitario.
Otros analistas, entre ellos Kevin Kinser de Penn State, consideran que la finalidad de la nueva regla no es redefinir qué carreras son profesionales, sino reducir el riesgo que asume el Gobierno en préstamos que posiblemente no se pagarán.
Un ajuste que llega en el peor momento
La decisión aterriza justo cuando las matrículas universitarias están más altas que nunca. NPR reporta que los costos se duplicaron en los últimos 30 años, y limitar el acceso a mayores montos de préstamo podría frenar la entrada de nuevos estudiantes, especialmente en profesiones históricamente dominadas por mujeres, como enfermería y trabajo social, tal como lo advirtió Amy McGrath, candidata al Senado por Kentucky.