
Las mascotas se han convertido en parte fundamental de la vida de millones de colombianos, ofreciendo compañía y bienestar emocional. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), más del 67% de los hogares en el país cuentan con al menos un animal de compañía.
Sin embargo, la presencia de perros en espacios compartidos puede generar conflictos cuando sus ladridos afectan la tranquilidad de los vecinos.
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En Colombia, la Ley 675 de 2001 y el Código Nacional de Policía y Convivencia establecen que los habitantes de conjuntos residenciales deben evitar generar ruidos que alteren la tranquilidad de los demás.
La Corte Constitucional ha reconocido que tener una mascota es un derecho dentro del libre desarrollo de la personalidad, pero siempre que su presencia no cause perjuicios a los vecinos.
El artículo 33 del Código Nacional de Policía indica que quienes generen ruidos excesivos pueden recibir una multa de 16 salarios mínimos diarios legales vigentes, lo que equivale a $693.328 en 2024.
Además, el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana (Ley 1801 de 2016) prevé sanciones de 8 salarios mínimos diarios, es decir, $432.928, para quienes perturben la paz con sonidos elevados.
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Límites de ruido permitidos en zonas residenciales
Las normas establecen que, en sectores residenciales, el ruido no debe superar los 65 decibeles durante el día ni los 55 decibeles en horario nocturno. El incumplimiento de estos límites puede derivar en sanciones por parte de las autoridades locales.
Los reglamentos internos de los conjuntos también juegan un papel importante. Muchas copropiedades cuentan con manuales de convivencia que incluyen restricciones sobre el ruido generado por mascotas.
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En caso de incumplimiento, los administradores pueden tomar medidas disciplinarias e incluso reportar la situación a las autoridades para que se apliquen las multas correspondientes.
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¿Cómo proceder ante un vecino con un perro ruidoso?
Si un residente considera que un vecino no controla los ladridos de su perro, puede acudir al manual de convivencia del conjunto y presentar una queja formal ante la administración.
También es posible solicitar la intervención de la Policía para que haga un llamado de atención al propietario de la mascota y, en última instancia, imponga la sanción correspondiente.

A pesar de que en la actualidad no existe una ley específica que sancione el ruido causado por mascotas , la normativa de propiedad horizontal exige el respeto por la tranquilidad de la comunidad.
En el Congreso de la República se está evaluando un proyecto de ley que incluiría disposiciones específicas sobre la convivencia con animales en conjuntos residenciales, lo que podría modificar la regulación en el futuro.
El debate sobre este tema sigue abierto, pero lo cierto es que los propietarios de mascotas deben ser conscientes de sus responsabilidades y garantizar que la presencia de sus animales no afecte la calidad de vida de sus vecinos. La convivencia armoniosa es clave para evitar sanciones y conflictos innecesarios.
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