
La liberación del pequeño Lyan José Hortúa, un niño de 11 años secuestrado durante 18 días en zona rural de Jamundí, Valle del Cauca, generó alivio entre sus familiares y conmocionó al país. Sin embargo, tras su regreso, nuevas revelaciones han arrojado un giro inesperado a este caso que ha mantenido en vilo a toda una comunidad.
De acuerdo con información exclusiva publicada por la Revista Semana, el secuestro del menor habría sido un error. Fuentes de alto nivel en la Policía Nacional y organismos de derechos humanos consultados por ese medio coinciden en que el niño no era el objetivo original del grupo criminal.
Todo apunta a que se trataba de una vendetta dentro del mundo del narcotráfico, derivada de una deuda pendiente entre capos.
El verdadero objetivo del secuestro habría sido Jorsuar Suárez, padrastro del menor, o su madre, Angie Bonilla. Sin embargo, los responsables de la acción, al no encontrarlos, optaron por llevarse a Lyan, quien se encontraba en una lujosa finca campestre.
La orden habría sido impartida por Diego Rastrojo, un reconocido narcotraficante que desde hace tiempo buscaba saldar cuentas con antiguos colaboradores.

Publicidad
Las autoridades manejan la hipótesis de que Angie Bonilla, madre del menor, fue testaferra tanto de Diego Rastrojo como de su expareja y padre biológico de Lyan, alias “Mascota”, asesinado en Cali en 2013.
Tras la muerte de Mascota y la extradición de Rastrojo, se habría perdido el rastro de un botín compuesto por propiedades y dinero. La llegada de emisarios del capo al Valle del Cauca desató una cacería para recuperar lo que consideraban suyo.
Publicidad
La disidencia Jaime Martínez, de las FARC, habría sido contratada para ejecutar el secuestro. Sin embargo, su torpeza cambió el objetivo. La versión de los propios criminales es contundente: “Todo fue un error”.
¿Cuánto pagaron por liberar a Lyan José Hortúa?
Para lograr la liberación de Lyan, la familia habría accedido a pagar una millonaria suma. Aunque no hay una cifra oficial, versiones de prensa indican que el rescate pudo haber alcanzado los 4.000 millones de pesos. La negociación se hizo sin el apoyo de las autoridades, en un intento desesperado por preservar la vida del menor.
Tristemente, horas después de que el niño regresara a casa, otro hecho violento golpeó a la familia. A Antonio Cuadros, primo del padrastro de Lyan y presunto intermediario en la entrega del dinero, le quitaron la vida en un establecimiento del barrio Bretaña, en Cali. Las autoridades investigan si su muerte está relacionada directamente con el pago del rescate.
La familia expresó sentirse desprotegida y sola en todo este proceso. “Actuamos por nuestra cuenta, porque no hubo respaldo”, dijo Sebastián Bonilla, tío del menor. La comunidad de Jamundí también se manifestó, rechazando con firmeza este tipo de crímenes y pidiendo mayor presencia institucional.
Mira también: Así fue la liberación de LYAN JOSÉ HORTÚA, el niño de 11 años que fue secuestrado hace 18 días