En la noche de Halloween un articulado del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) se convirtió en escenario de una verdadera fiesta sobre ruedas.
Usuarios de redes sociales compartieron un video donde se ve el interior del bus con luces que se encendían y apagaban al ritmo de la música, pasajeros disfrazados bailando entre los pasillos y el conductor adoptando el papel de DJ o animador como armando una “chiva rumbera”.
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El clip alcanzó más de cien mil visualizaciones y desató reacciones encontradas, puesto que algunos celebraban el ánimo y la creatividad, pero por otro lado, cuestionaban la mezcla extraña entre el transporte público y la rumba espontánea.
Según algunos reportes, todo se habría dado en la avenida NQS, en pleno centro de Bogotá, aunque la ruta exacta no se identificó con precisión.
Mientras tanto, otro episodio robó los focos con un giro peligroso, un grupo de jóvenes se subió al techo de un vehículo articulado del sistema TransMilenio, grabaron con un dron y teléfonos mientras el vehículo se desplazaba, además, lanzaron pólvora desde lo alto y terminaron en una persecución improvisada por la avenida NQS.
Los riesgos pueden ser de una infracción por evasión del pasaje (aproximadamente 189.900 pesos) que aparece como una de las posibles sanciones para quienes participan de esta clase de improvisaciones en el transporte público.
Para quienes iban dentro del bus del SITP rumbero, la noche pareció un remix las calles, con pista de baile. Algunos usuarios comentaron: "El mejor Halloween de Colombia se vive en Bogotá y más nada"; "El señor del SITP era DJ, logística, luces, todo en uno".
En los dos hechos pueden salir diferentes preguntas acerca del transporte público, la seguridad, los riesgos y demás.
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Los operadores de transporte y la Secretaría de Movilidad deberán examinar cómo evitar este tipo de acciones teniendo en cuenta que Bogotá es una ciudad muy grande y la creatividad de los ciudadanos a veces puede jugar en contra, ya que el riesgo sigue siendo real.
Estos actos pueden llevar a fallos en freno, objetos que caen, distracciones o imprevistos que pueden terminar en accidentes.
El Halloween en Bogotá dejó dos escenas que, mientras muchos recuerdan como “épicas”, otros catalogan como irresponsables. Y mientras tanto, las redes celebran, la ciudad observa, evalúa y espera que el transporte no se convierta en la pista de otro show improvisado, poniendo en riesgo a la sociedad.
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