En 2008, el municipio de Chía, en Cundinamarca, fue escenario de uno de los casos más impactantes de maltrato infantil en Colombia. Luis Santiago Pelayo , un bebé de pocos meses, fue secuestrado y asesinado en un plan orquestado por su propio padre, Orlando Pelayo.
Este hecho conmocionó al país, especialmente cuando se reveló que dos personas más, identificadas como Martha Lucía Garzón y Jorge Orlando Valle, participaron en el secuestro. Ambos ya fueron condenados por su papel en este suceso.
Ivonne Lozano, madre del menor, contó detalles del caso en el podcast Conducta Delictiva. Allí contó que tras ser dada de alta por las heridas, comenzó una desesperada búsqueda de su hijo, clamando públicamente por su regreso.
La investigación inicial no arrojaba pistas claras, pero un giro decisivo ocurrió cuando los investigadores descubrieron un número de teléfono en la libreta de contactos de Orlando Pelayo, lo que los llevó a Garzón y Valle. Este hallazgo fue crucial para resolver el caso.
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Una llamada delató a Orlando Pelayo
Luego de que Ivonne fuese atendida en un centro asistencial, las autoridades iniciaron una investigación exhaustiva para dar con el paradero del bebé, empezando con tomar las declaraciones de los padres.
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En un principio no se sabía nada, pero con el pasar de los días la policía logró identificar a las dos personas que habían ingresado a la vivienda de Ivonne, la habían atacado y secuestrado al pequeño Santiago.
La identidad de estos dos delincuentes se reveló se trataba de Martha Lucía Garzón y Jorge Orlando Valle, ambos ya condenados por el hecho y quienes fueron cruciales para destapar el entramado de este indignante caso.
Luego de que empezaran a delatar a Pelayo, los investigadores indagaron al padre del menor: "A él le cogen como una libreta con el número de Marta Lucía Garzón, le dicen venga, ¿y este número qué?".
El investigador lleno de ira le lanzó libreta por la cara, y le siguió preguntando por el contacto que había en su agenda. En ese momento, los investigadores toman el celular de Marta, quien ya estaba capturada y le marcan a Pelayo, demostrando el vínculo que tenían y que eran ciertas las confesiones de los delincuentes, quienes aseguraban que Pelayo los había contactado para realizar el secuestro.
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Pelayo terminó confesando que había acabado con la vida de su hijo y fue condenado a 58 años de prisión, los cuales no cumplió a cabalidad, gracias a que falleció de cáncer en el año 2023.
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