En una sociedad que constantemente nos presiona para "durar más" en todas las facetas de la vida, desde el trabajo hasta el ejercicio, la sexualidad no quedó exenta.
Esta exigencia generó una profunda ansiedad, especialmente en los hombres, en torno a un tema que hasta hace poco se consideraba puramente psicológico: la eyaculación precoz. Sin embargo, el médico sexólogo Fernando Rosero ofrece una perspectiva reveladora que podría cambiar la forma en que entendemos nuestro propio cuerpo y su respuesta al estrés.
Puedes leer: Experto revela el verdadero tamaño promedio del miembro masculino
Durante una intervención en el programa El Klub de La Kalle, el Dr. Rosero explicó que la idea de que la eyaculación rápida es un problema de la mente ha sido reevaluada.
Biológicamente, la mayoría de los seres vivos, incluidos los humanos, tienen una tendencia natural a eyacular rápidamente. "La mayoría de seres vivos tienen una tendencia a eyacular rápida", afirmó el especialista, contextualizando que esta es una característica evolutiva.
La percepción de esto como una "patología" o un problema surgió cuando la cultura moderna comenzó a asociar la duración con la calidad en el ámbito sexual, en parte para sincronizar los tiempos de placer entre hombres y mujeres.
A pesar de esta base biológica, el factor psicológico sigue siendo un protagonista crucial que puede agravar esta condición natural. El Dr. Rosero fue enfático al señalar que estados emocionales como la ansiedad y la preocupación predisponen a una persona a eyacular más rápido.
Puedes leer: Las consultas sobre sexualidad más frecuentes entre hombres y mujeres; esto les preocupa
Aquí es donde la conexión mente-cuerpo se vuelve innegable. La salud sexual, según el experto, no es solo un asunto físico; es un trípode que se sostiene sobre el bienestar físico, el psicológico y el social. Si la cabeza no conecta con el cuerpo, por más que este funcione perfectamente, la experiencia no será satisfactoria.
Un ejemplo claro es la depresión: una persona puede estar físicamente sana, pero su estado mental le impide conectar con el bienestar y el placer.
Este fenómeno se manifiesta de forma muy clara en lo que se conoce como "ansiedad de ejecución". Cuando una persona está extremadamente nerviosa o asustada, como en un primer encuentro con alguien que le atrae mucho, el cuerpo libera grandes cantidades de adrenalina.
Esta hormona, en dosis elevadas, provoca el cierre de los vasos sanguíneos, lo cual es contraproducente para una erección, que requiere precisamente lo contrario: que los vasos se abran.
En la sexualidad, aplica una máxima fundamental: "el que piensa, pierde". Intentar controlar la eyaculación de manera consciente y forzada suele generar más ansiedad, creando un círculo vicioso que acelera el resultado que se quiere evitar.
Por ello, el Dr. Rosero prefiere no catalogar la eyaculación rápida como una patología, sino como una "condición proclive de mejorar".
Este enfoque quita el estigma y abre la puerta a soluciones que integran tanto el cuerpo como la mente, reconociendo que la presión por el rendimiento, a menudo alimentada por imaginarios irreales como la pornografía, desvía la atención de lo verdaderamente importante: la conexión y el placer.
Mira la entrevista completa aquí: