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No todos aman la Navidad: lo que revela la psicología de quienes la evitan

No todas las personas disfrutan la Navidad y según la psicología, hay razones que van más allá de simples gustos. Algunos evitan las celebraciones por aspectos que van más allá de una tradición.

Razones de disgusto hacia la Navidad según psicólogos
Personas que no les gusta la Navidad, esto dice la psicología
foto: imagen de referencia generada por ImageFX

Aunque para muchos la Navidad significa felicidad, unión familiar y celebración, no todas las personas experimentan la temporada decembrina de la misma manera. Según la psicología, hay quienes rechazan o no disfrutan estas festividades por razones relacionadas con su personalidad, sus emociones y su relación con las tradiciones.

El psicólogo Victor Amat advierte que durante la Navidad muchas personas sienten la presión de “estar bien” simplemente porque se supone que es una época de alegría. Él afirma que no debería obligarse a nadie a mostrar felicidad en estas fechas, ya que los problemas personales no desaparecen solo porque sea diciembre.

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¿Cómo se ve la navidad desde la psicología?

Desde una perspectiva psicológica, la Navidad se ve como un “rito social”: un conjunto de costumbres y emociones esperadas.

Para algunas personas, participar en estas celebraciones resulta emocionalmente demandante porque implica conectar con otros, mostrar generosidad y cumplir con expectativas sociales, lo que puede generar estrés, ansiedad o sensación de desconexión.

Entre los perfiles que podrían rechazar la Navidad, los expertos identifican estilos de personalidad más reflexivos o críticos. Algunas personas critican el consumismo que rodea esta época, mientras que otras consideran que la festividad está cargada de una “felicidad impuesta” que no refleja su estado emocional real.

Además, el temperamento individual esa capa instintiva y afectiva de la personalidad puede influir en cómo se vive la Navidad. Alguien con un temperamento más reservado, introspectivo o con menor necesidad de conexión social puede sentirse agotado ante celebraciones llenas de ruido y expectativas.

Por otra parte, algunas personas asocian la Navidad con experiencias pasadas dolorosas, como pérdidas familiares, decepciones o nostalgia. Estas emociones pueden traducirse en una resistencia a participar en el ritual navideño, ya que la celebración activa recuerdos que no siempre son agradables.

Desde el punto de vista de quienes no disfrutan la Navidad, expresar esta aversión no significa ser amargado o antinavideño: tiene sentido dentro de su forma de sentir y reflexionar.

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Según un enfoque psicológico positivo, es totalmente válido no ajustarse al ideal colectivo de una Navidad perfecta y su negación puede ser un mecanismo sano de autenticidad emocional.

Además, no celebrar o reducir la participación en las tradiciones navideñas puede ser una forma de cuidarse emocionalmente. La psicología sugiere que establecer límites, decir “no gracias” a ciertas celebraciones o crear rituales alternativos, más íntimos o personales, puede ayudar a las personas que no encajan con las normas sociales de diciembre.

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El rechazo a la Navidad no es necesariamente un síntoma de tristeza profunda, sino una forma diferente de relacionarse con una época cargada de simbolismo y presión.

Se recomienda respetar estas experiencias variadas y reconocer que no todas las personas viven estas festividades con entusiasmo; para algunas, simplemente no encajan en el guion navideño convencional.