
Tres actos que si haces en tu trabajo te llevarían a la cárcel; anulan prisión domiciliaria
La línea entre una falta disciplinaria y un delito penal es mucho más delgada de lo que muchos empleados en Colombia imaginan.

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En el contexto laboral colombiano, las consecuencias de llevar a cabo ciertas acciones con dolo o negligencia grave van más allá de la simple pérdida del empleo.
Para que un conflicto laboral escale a la esfera penal y se convierta en un delito, la conducta debe estar específicamente tipificada en el Código Penal.
Los tres delitos que se destacan por su ocurrencia en el entorno profesional y que pueden resultar en una pena privativa de la libertad son el hurto calificado, la estafa agravada y el homicidio culposo en el ámbito laboral.
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1. Hurtocalificado
El hurto calificado ocurre cuando un individuo se apodera de bienes ajenos dentro de su lugar de trabajo. Este delito es especialmente grave porque implica el uso indebido de la confianza que la empresa ha depositado en el empleado.
La gravedad del hurto aumenta significativamente bajo ciertas circunstancias, como el abuso de confianza. Si se demuestra que el hurto fue calificado debido a este abuso, las penas impuestas se vuelven más severas.
Una de las consecuencias más duras de esta calificación es que el empleado condenado pierde beneficios judiciales importantes, como la prisión domiciliaria, incluso si la pena inicial dictada es baja.
Un ejemplo claro de esta conducta delictiva es el caso de un mensajero de una empresa que utiliza su posición y el acceso privilegiado a información o mercancía para sustraer dinero o bienes valiosos de la compañía. La posición del mensajero y su acceso son claves para calificar el hurto.
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2. Estafa agravada
El delito de estafa agravada se materializa cuando un empleado induce a error a su empresa o a los clientes de esta con el objetivo de obtener un beneficio ilícito, causando de manera consecuente un perjuicio económico a la víctima.
No se trata simplemente de un mal negocio o una equivocación; implica un engaño activo para conseguir una ventaja financiera.
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La estafa adquiere la condición de "agravada" y, por lo tanto, conlleva penas más severas, si el delincuente utiliza documentos falsificados o hace uso de influencias dentro de la estructura empresarial para ejecutar el crimen.
Un caso prototípico de estafa agravada dentro de una organización es el de un empleado que deliberadamente manipula los registros contables de la compañía.
Este empleado utiliza su conocimiento del sistema o su acceso a los libros de cuentas para desviar fondos directamente a sus propias cuentas personales, perjudicando gravemente el patrimonio de la empresa.
3. Homicidio culposo laboral
Aunque la mayoría de los accidentes laborales suelen implicar responsabilidad corporativa, el homicidio culposo en el ámbito laboral puede recaer directamente sobre un empleado específico.
Este delito se configura cuando un accidente de trabajo culmina con la muerte de un trabajador debido a la negligencia o descuido grave de la empresa o, crucialmente, de otro empleado.
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Para que un empleado sea penalizado con prisión por homicidio culposo, su acción (o la omisión de hacer algo) debe ser la causa directa y probada del fallecimiento. Esto ocurre generalmente cuando se ignoran de manera flagrante las normativas de seguridad.
Un ejemplo concreto de este delito involucra a un supervisor. Si este supervisor, por una negligencia considerada grave, omite cumplir o hacer cumplir las normas de seguridad que son obligatorias, y esta omisión resulta directamente en un accidente fatal para otro colega, el supervisor puede enfrentar una condena penal.
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Es fundamental recordar que estas conductas son diferenciables de las faltas que tienen naturaleza estrictamente disciplinaria, como el acoso laboral.
Aunque el acoso laboral es sancionado legalmente, generalmente implica multas o el despido del agresor. En contraste, los delitos laborales mencionados anteriormente requieren estar tipificados en el Código Penal y, una vez probados, conducen a una pena de cárcel.
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