La multifacética artista cordobesa, conocida por su autenticidad reveló uno de sus talentos más sorprendentes—y potencialmente peligrosos—en las cabinas de El Klub de La Kalle.
En un acto de valentía (o locura), el locutor Jhon Carrero se sometió a un cambio de look en vivo. El resultado fue divertido: un corte desigual que puso en jaque la carrera de Martina como potencial estilista, demostrando que su destreza en la peluquería es inversamente proporcional a la de su voz.
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Martina, quien había practicado regularmente estos cortes con su esposo, Daniel Caballero, se armó con la máquina de motilar.
Daniel, el esposo y tatuador de Martina, no dudó en dar fe de las habilidades de su esposa, aunque con un tono de humor.
Él aseguró que Martina era "muy habiliosa con las manos" y "muy talentosa". De hecho, llegó a sugerir que, si el plan A fallaba, su plan B podría ser abrir una barbería.
Al referirse a su propia experiencia, Daniel afirmó que Martina había logrado exactamente lo que él le había pedido en sus cortes, concluyendo que Jhon estaba "en buenas manos".
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Sin embargo, el propio testimonio de Martina revelaba una dosis de nerviosismo. La cantante confesó que, si bien le gusta el arte de "rapar gente y de autorraparme" —recordando que se había rapado media cabeza y luego la parte posterior al lanzar su canción "La Peligrosa"—, en esta ocasión se sentía insegura porque era Jhon quien la estaba guiando paso a paso.
La ejecución del corte suscitó serias preocupaciones en la cabina.
La alarma sonó cuando uno de los presentes se percató de un detalle técnico fundamental: Martina no sabía cómo apagar la máquina de motilar.
Este pequeño inconveniente técnico se sumó a la dificultad del corte, resultando en un desenlace que hizo que la cantante exclamara con angustia: "¡No sabes qué angustia esto! Yo creo que dejemos ahí más el derecho quedó más arriba".
La motilada, que se suponía un simple "cambio de look nada muy extremo", dejó a Jhon tocándose la cabeza, visiblemente comprobando la irregularidad del resultado.
La reacción en la cabina fue inmediata, con los anfitriones bromeando que, si bien a su esposo Daniel cualquier corte le queda bien por su cara, no se podía decir lo mismo de Jhon. Al final, Jhon fue objeto de burla amistosa, pues nadie lo había obligado a sentarse en la silla.
Martina La Peligrosa demostró que sus manos son muy hábiles para la repostería y la composición musical, pero su incursión en la barbería de El Klub de La Kalle tuvo un costo capilar para Jhon Carrero.
Mira el momento exacto donde Martina trasquiló a Jhon