En un nuevo capítulo de la crisis del sistema de salud en Colombia, los afiliados de la Nueva EPS en el departamento de Caldas se enfrentan a un serio obstáculo: dos de los principales hospitales de la región anunciaron que suspenderán atención para sus pacientes debido a impagos acumulados. Así lo informaron el Hospital Santa Sofía de Manizales y el Hospital San Vicente de Paúl de Aranzazu.
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Según los reportes recogidos, la deuda total de la Nueva EPS con estas entidades ya supera los 13.000 millones de pesos, lo que desencadenó la decisión de las clínicas de cesar la atención a los usuarios del régimen contributivo de la EPS hasta que se regularice la cartera.
¿Qué servicios se interrumpen?
En el caso del Hospital Santa Sofía, la medida es absoluta, se suspenden todos los servicios, incluyendo urgencias, debido a que la interventora de la EPS no giró los recursos correspondientes al mes. Esto ha generado retrasos en el pago de salarios para más de 800 trabajadores y dificultades para cubrir insumos y medicamentos.
Por su parte, el Hospital San Vicente de Paúl comunicó que, a partir del 27 de octubre, dejará de ofrecer servicios de consulta externa, vacunación, hospitalización, fisioterapia y psicología para los afiliados de la Nueva EPS, aunque mantendrá el área de urgencias operativa.
Ambas clínicas también han anunciado que no recibirán nuevas remisiones de pacientes afiliados a la Nueva EPS hasta que la deuda sea atendida.
La medida afecta aproximadamente a 460.000 usuarios de la Nueva EPS en Caldas, según estimaciones de ambas instituciones. Para estas personas, significa que deberán buscar alternativas de atención en centros que sí acepten remisiones o esperar a que la EPS regularice su situación financiera.
¿Por qué ocurre esta crisis?
Esta situación es una manifestación más de entrampamientos financieros que arrastran varias EPS en Colombia. Las razones son múltiples, demoras en los giros por parte de la Administradora de los Recursos del Sistema de Salud (ADRES), altos costos de tratamientos y medicamentos, y deficiencias en la gestión administrativa de algunas EPS.
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En el caso de la Nueva EPS, los hospitales denuncian que la entidad ha utilizado como excusa el argumento de que las cuentas de la ADRES son “inembargables” para no realizar los pagos correspondientes.
Mientras las negociaciones continúan entre los hospitales y la EPS, los usuarios se encuentran en una posición vulnerable. Es clave que la Nueva EPS atienda con urgencia la liquidez con sus prestadores para evitar que más centros suspendan servicios. Asimismo, se hace evidente la necesidad de una reforma estructural que garantice la estabilidad financiera del sistema de aseguramiento en salud colombiano.
La comunidad y las autoridades estarán pendientes de cómo se resuelva este impasse, que no solo impacta el bolsillo de los centros hospitalarios sino, más importante aún, el acceso a la atención médica de cientos de miles de colombianos.
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